sábado, 16 de enero de 2016

I-Un coleccionista inquierto

EL DESCUBRIMIENTO DE UN CLUB DE COLECCIONISMO       
Durante la primavera de 1971, encontrábame con mi pareja –embarazada de 3 meses--, dando  uno de los largos paseos que a menudo realizábamos por las calles barcelonesas. Por cierto, esa sana costumbre la seguimos manteniendo todavía. Aquel lejano año, la curiosidad nos hizo leer un rótulo colocado en el ángulo derecho de la puerta de la calle de una casa situada en la Gran Vía de Barcelona y muy cercana al Passeig de Gràcia que decía: ASOCIACIÓN DE COLECCIONISTAS.

Una gruesa puerta de madera de roble daba entrada a un majestuoso edificio modernista del pasado siglo que permanecía abierta. Mi pareja y yo, entramos. Segundos después, un conserje bien uniformado y solícito nos preguntó el motivo de nuestra visita. Al indicarle que queríamos ir a la Agrupación cuya señas leímos fuera, nos indicó que subiésemos al primer rellano.

Así lo hicimos y llegamos sin novedad ante el dintel de una puerta que llevaba en el frontal la identificación correspondiente. Pulsamos el timbre y automáticamente, desde el interior nos abrieron la puerta. Entramos en la que parecía ser una vasta sala de más de 150 metros cuadrados. Nos sorprendimos ante la exquisitez que se presentaba a nuestros ojos. Unas vitrinas de estilo imperio  --serian unas 12 aproximadamente--, mostraban claramente que todo aquel material pertenecía a un grupo de “chalados” conocidos con el apelativo de coleccionistas.

Un hombre de unos 45 años, grueso y de mediana estatura, se aproximó  con una sonrisa en su rostro. Se presentó como el Secretario de la Asociación. Después de dirigirnos un saludo, inquirió el motivo de nuestra presencia allí y recalcó si éramos coleccionistas. Entonces, hablé yo. Le dije que un impulso repentino dirigió nuestros pasos hacia aquella entidad.

Comenté que en tiempos pasados fui un ávido lector y coleccionista de tebeos y libros. En la actualidad mi deria estaba adormilada pero seguía estando viva. Mi esposa corroboró mis palabras afirmando y entrando también en aquella conversación distendida. En aquel momento, pensé que aquello parecía una casualidad que tenía cierta relación con el pasado cercano. 

Porqué meses atrás, durante las vacaciones y en un viaje que hice con mi pareja a Italia, en una tienda de Roma encontré la redición de un tebeo de origen italiano que impreso en Barcelona en 1952. Compré toda la colección. De regreso a Barcelona la releí. El idioma transalpino dejó de ser un problema al entender perfectamente la trama. 

El Secretario de la ASOCIACIÓN DE COLECCIONISTAS nos hizo pasar para que viéramos todo el material del que iban surtidas las vitrinas. Observé toda aquella riqueza conservada en muy buen estado. Pensé que gracias a muchos aficionados como aquellos, los Museos del mundo estaban repletos de obras de arte de distintos campos. Por haber, los expositores ofrecían un abanico amplio de objetos. Desde diminutas muestras de filatelia  y de numismatica pasando por gozos impresos en papel.

 Me sorprendió contemplar una unidad de soldados de plomo de la infantería inglesa de la 2ª Guerra Mundial con su correspondiente motorización: vehículos, tanques, camiones y orugas que asemejaban saludarnos marcialmente. También, programas de mano de cine, minerales, armas: pistolas antiguas, puñales, dagas y una bomba de la guerra europea de 1914. En un espacio mayor habían expuestas varias revistas ilustradas y unos pocos tebeos.

Recogidas en un ángulo de la pared, unas variopintas y coloristas mariposas parecían decirnos “hola”, incrustadas en unos marcos decorados con exquisitez. Aquello fue lo que menos me gustó. Nunca he contemplado exhibir  a ningún animal como trofeo o captura. En otro rincón, colgados del techo como si fuesen chorizos de Cantinpalo, se hallaban diferentes bastones con empuñaduras artísticas. Me hicieron gracia unos fusiles arcaicos que parecían, por lo menos, de la guerra de Cuba. Estaban adosados a manera de lienzos en una de las paredes del recinto, igual como si se tratase de pinturas.

 MISTERIX - Tebeo original italiano (1970) 

Una vez finalizamos de admirar semejante cuadro expositivo, acabamos la  visita. El Secretario nos acompañó hasta la puerta. Antes de despedirnos nos hizo saber que los Socios se reunían cada jueves lectivo a partir de las cinco de la tarde. Caso de que deseáramos ir cualquier semana, si le avisábamos, se pondría en contacto con el único  coleccionista de tebeos de la entidad.

Dijo que era la manera de poder conocernos los dos personalmente. El Secretario nos dio una tarjeta comercial con su nombre estampado en letras de molde junto a las señas y el teléfono. Le agradecimos la atención que tuvo con nosotros. Le prometí que acudiría el jueves siguiente. 

Con toda puntualidad, siete dias más tarde me llegué sólo a la Asociación de Coleccionistas. Algo llevé conmigo. De casa separé la colección italiana de MISTERIX y dos tebeos de SUPERMAN, de la mexicana Editorial Novaro, adquiridos años atrás en un quiosco de mi ciudad. Pude hablar con el Secretario quien me confirmó la presencia de 
Josep M., el aficionado a los tebeos.

Conversaba con algunos de los Socios de la entidad, cuando se acercó el Secretario con Josep M. Tras hacerse las presentaciones de rigor, en seguida me dí cuenta que M., era un entusiasta coleccionista. Le enseñé el material que traje conmigo. Él lo observo detenidamente. Después, me hizo una perorata de varios minutos sobre los tebeos. Remarcó con vehemencia la importancia de coleccionar los tebeos originales.
Comentó que para todo coleccionista de verdad, era inadecuado conseguir rediciones como la de MISTERIX

Me hizo un panegírico de la excelencia del coleccionismo de tebeos. Se explayó acerca de las editoriales importantes, de los autores y de los títulos de aquellas colecciones que según él, presumía eran emblemáticas. El entusiasmo contagioso de M., consiguió en principio despertar mi curiosidad. 

Poco a poco logró transmitirme sus sensaciones hablándome de las últimas adquisiciones que había logrado acudiendo al Mercat de Sant Antoni. Quedé atónito al encontrarme con una persona que durante mucho tiempo iba y venia Domingo sí y otro también, en busca de aquellos tebeos que le faltaban de las colecciones que tenia a medias. Incluso me habló del intercambio sin pausa que mantenía con otros aficionados. Me puso por las nubes los personajes EL DIABLO DE LOS MARES y EL ENMASCARADO DE BAGDAD de autoría española junto a otros italianos y norteamericanos que le impactaron de forma especial.

EL DIABLO DE LOS MARES nº  - Inicio (1947) - Ferrando-J. B. Artés

Hasta entonces creí que los trueques de cromos y tebeos se quedaron en el baúl de los recuerdos y que se trataba meramente de pasatiempos escolares y juveniles. Nunca pensé que entre adultos se diera semejante mercadeo. Aquel día, salimos cerca de las nueve de la noche de la ASOCIACIÓN. Nos estrechamos las manos y quedamos en vernos a las nueve de la mañana del Domingo siguiente, en un bar cercano al Mercat de Sant Antoni.


Así, unos días más tarde después de tomarnos un café, acompañado por Josep M., pude acercarme a la parada que ocupaban los Sánchez, padre e hijo, en el Mercat. Tuve la ocasión de volver a saludarles, después de 8 años de haber perdido el contacto con ellos.
En ese tiempo, los Sánchez eran unos comerciantes reconocidos fuera y dentro del dominical, Mercat.  Tras el nuevo encuentro con los Sánchez amplié el fondo de tebeos, me hice comprador habitual y sellé un compromiso duradero. Durante lustros, reanudé con ellos una relación comercial muy fructífera.

ME CONVIERTO EN COLECCIONISTA DE TEBEOS                                                          Siempre tendré una muestra de gratitud hacia Josep M. Mi primer encuentro cambió totalmente mi visión del mundo de los tebeos. Junto a él, me animé a empezar a coleccionar sin saber realmente el que y el como. Sus expertos consejos, como veterano que era, me allanaron el camino. Luego, M., me presentó a diferentes aficionados conocidos suyos. Esas personas, eran cada fin de semana, las que marcaban la pauta de los encuentros entre todos ellos.

Unos dias más tarde me hice Socio de la Asociación. En ella estuve cerca de un año. Allá, poca cosa pudimos hacer salvo participar en una muestra colectiva con unas pocos tebeos de los que disponíamos ambos. Luego, M. y yo nos desviamos hacia una entidad más pequeña de coleccionistas. En ella, nosotros éramos un parte importante. En la anterior, apenas representábamos nada. En el nuevo grupo --llamado GERMANOR BARCELONINA--, permanecimos un poco más, aunque por razones de organización cerró las puertas antes de lo esperado.

LA PRIMERA EXPOSICIÓN DE TEBEOS EN BARCELONA                                          Antes de la clausura y junto con M., nos dio tiempo a preparar una Exposición de tebeos españoles --creo que fue la primera--, partiendo de fotos ampliadas en blanco y negro. Ambos seleccionamos lo que consideramos era lo más representativo de la posguerra civil, entre 1939 y 1965. En la Muestra se pudieron ver las reproducciones tanto de portadas como de páginas interiores.

Un intento de forofos de dar a conocer nuestro importante acervo cultural y que cosechó muchas visitas. Entre un montón de portadas interesantes destacaron especialmente algunas como EL CAPITÁN ENIGMA, FLECHA NEGRA, CANTINFLAS Y CATETO y otros tan o más interesantes..

EL CAPITÁN ENIGMA nº1 - Inicio (    ) Emili Boix

En una de ellas, un joven Joan Navarro, se interesó por alguna de las muestras colgadas. También asistieron el aficionado Vicenç Sánchez y el dibujante Pedro Alférez. Con los dos primeros empezó una larga relación que cristalizaría unos años más tarde en la realización de un proyecto compartido. Con el dibujante su amistad nos unió hasta el fin de sus días.

Mas, nunca llueve a gusto de todos porqué la tempestad estaba a punto de estallar. Tiempo después y con un bagage amplio de experiencias mutuas  dentro del coleccionismo de tebeos, sucedió un hecho grave, el cual en su momento, nunca entendí del todo. Mi amigo Josep M., tuvo un desgraciado lío de faldas al que siguió su desaparición temporal y el abandono de su familia. Ese percance lo conocí por los Sánchez del Mercat de Sant Antoni.


FLECHA NEGRA nº13 - Inicio (1949) - Boixcar

Estuve un mes sin recibir noticias de M. Cuando las tuve, me explicó sin dar demasiados detalles, que de de forma apresurada se desprendió de todas sus colecciones de tebeos –unas 20--, a un precio irrisorio. El dinero lo necesitaba para pagar favores de.... En fin, una verdadera desgracia que siempre lamenté, especialmente por los suyos. Quedé frustrado al saber que M., al que consideraba mi amigo y compañero de intercambios y actividades diversas, se había deshecho de todas sus colecciones. Consideré que por lo menos, podía haberlo comentado. 

Ni siquiera me dio la oportunidad de quedarme con algo suyo. En fin, el factor humano nunca deja de sorprender. A partir de entonces, prometí –lo he cumplido hasta ahora--, que en mi caso, sólo vendería algo propio en un caso de extrema necesidad o para socorrer a los míos. En ningún otro caso aceptaría propuestas de venta. Sólo me comprometí a intercambiar un material concreto por otro similar.

Después de la la huida hacia adelante de M., nos distanciamos. Él se sentía  avergonzado ante aquella situación y quiso romper el puente fraternal que nos unía. Nos vimos pocas veces más hasta que voluntariamente desapareció del mundo del coleccionismo. Fue una verdadera lástima. Mientras yo perdí a un amigo, el mundo de los tebeos dejó de tener a un intrépido rastreador del mercado y a un  gran entusiasta. Gracias a conocerle pude entrar nuevamente en ese fabuloso mundo onírico y fantasioso.

CANTINFLAS Y CATETO nº47 - Inicio (1945) - A. Peris

Pude parar el golpe de aquella contrariedad. Me repuse de la forma más cercana a las vivencias compartidas con M. Por ello, estreché el contacto con  distintos coleccionistas –algunos con el paso del tiempo, aunque pocos, se convirtieron en amigos--, con los que a través de contactos directos semanales, pude realizar diversas operaciones de intercambio o compra de tebeos.

Entre los recuerdos de aquellos dias, me suenan los nombres de los aficionados de mayor peso y con los que compartí diferente operaciones. Entre los más importantes,  Alberich, Julio Baños, Antoni Bonastre, Andrés Candomeque, Paco Desplán, Juanjo de la Fuente, José Luís Elía, Josep Gassó, Raimundo Iglesias, Jaume Llorens, Lluch, Josep Martínez, Fernando Núñez, Juan Miguel Pascual, Josep M. y Josep Torné, todos ellos afincados en Barcelona y provincia.

Un día apareció por el Mercat de Sant Antoni, como caído del cielo y procedente de Valencia, Miguel Angel Aparicio. Con la intervención, amistad y consejos de Aparicio, entré de lleno a coleccionar. En ocasiones, intercambiamos puntos de vista contrapuestos, criticando a ciertos autores, magnificando a otros y ensalzando a diversas editoriales.
Un año más tarde, la figura emergente de Luís Esquiró de Madrid, añadió un plus de rivalidad entre la capital y Barcelona. 

Sus operaciones de compra, búsqueda y venta de tebeos o similares, siempre fueron altamente estimulantes. Creo que en gran manera, activaron los resortes de un  adormilado campo del coleccionismo en general lastrado por una monotonía insultante. Esquiró que tuvo sus más y sus menos –por rivalidad compradora--, con diferentes aficionados de Barcelona y de provincias, siempre se portó generosamente conmigo. En mi época de Vice-Presidente del CAH me proporcionó un buen número de colecciones para que las distribuyera entre los Socios y ¡A precios asequibles!

Con Esquiró realicé diferentes intercambios de tebeos. En un momento que se desprendió de todas sus colecciones, ante la imposibilidad de poder quedarme todo el material, tuvo la deferencia de reservarme unas cuantas que me interesaban. Posteriormente, en una de sus arribadas frecuentes a Barcelona, me las entregó a un precio muy razonable. 

CASIANO BARULLO nº 12 - Inicio (1944) - Ramon Beyloc

Con el paso de los años, establecí relaciones de intercambio con diferentes coleccionistas de provincias: Jesús García y Juan Damián Hernanz de Madrid; Eduardo Hernández de Zaragoza junto a Alfonso Prieto de Cádiz junto a otros. De todos ellos guardo un buen recuerdo. Especialmente un intercambio con este último aficionado y con alguno de la capital de España.

(Continuará)



miércoles, 13 de enero de 2016

Una parada forzosa

EL SERVICIO MILITAR                                                                                                          Durante la mayor parte del siglo XX, todos los varones útiles debían realizar  obligatoriamente el Servicio Militar. Esa rotura con la família, el trabajo y las amistades fue un trauma para la mayoría –a partir de los 21 años-, que se tenia que incorporar al ejército español durante un lapso de tiempo –partiendo de una voluntariedad que era mas corta-- o de una obligatoriedad más larga, dependiendo del cuerpo militar a ingresar.

A mí me tocó la china. La mala suerte hizo que a los 23 años me tocara enrolarme en la Marina, durante dos años y a 1000 km. de Barcelona. Triste destino y sobre todo largo.... Después de los tres meses de instrucción con las armas que aborrecí, un sargento de la plana mayor me eligió como ayudante suyo. Entre los reclutas, buscó a alguien que supiera escribir a máquina. La suerte recayó en mi persona y antes de jurar bandera, era absorbido por el trabajo de las oficinas del cuartel sito en San Fernando (Cádiz).

Después, pasé buenos --los más--  y malos momentos. De los primeros, hice un par de amigos, Juan Daza y Emeterio Muñoz, lectores habituales de tebeos y novelas. Aparte, nos unian  motivaciones parecidas como residir en la misma ciudad y ¡celebrar comilonas nocturnas en el cuartel! Como clase de tropa y por ser un rebelde de pensamiento y actos, tuve roces con algún oficial que me costaron arrestos.

Mi libre pensamiento y estar siempre dispuesto a ayudar a cualquier soldado –me costó un buen rapapolvo por parte de un comandante chusquero--, y el castigo de quedarme sin poder salir del cuartel –cosa que hacia poquísimo--, durante dos semanas.
El castigo me lo pasé leyendo tebeos ¡como no! y traduciendo la Historia de los Usa, del idioma francés con ayuda diccionarial. 

También escribí unos flojos guiones de historietas inspirados en LA SOMBRA. Se trataba del mismo personaje vengador con el que años atrás, había hecho el intento de que fuera adquirido por la Editorial Bruguera y que todavía  conservo! ¡Cualquier, día echo los guiones a la basura!

Mi amigo Emeterio –al que conocí en el el viaje en buque de Cartagena a San Fernando (Cádiz) junto a Daza, aparte de su trabajo en una industria metalúrgica barcelonesa, era un dibujante aficionado al que pude “enchufar” en la oficina del sargento, del cual me había convertido en su sombra alargada. Habiendo leido mi camarada los guiones junto a otros de la compañía, me propuso intentar llevarlo a la historieta ¡sin haber dibujado antes ni una sola viñeta!

EL ENCAPUCHADO nº1 -Inicio (1949) - Equipo Blasco

Llevado por mi afición, ignoraba entonces, la dificultad que entrañaba para un novel aficionado el querer empezar a dibujar historietas sin tener la más remota idea. En un uno de los permisos que me concedieron, me traje unos cuadernos de EL ENCAPUCHADO para que le sirvieran de muestra a Emeterio. Al conseguirle un mes de permiso extra –mi amigo estaba casado y tenía una hija de corta edad--, se llevó los tebeos junto con tinta china, papel y plumillas a su casa paterna de Granada.

A la vuelta, me trajo unas cuartillas a tamaño DIN A-4 sembradas con unos dibujos minúsculos con fallos y carencias de todo tipo. Los cuadernos de EL ENCAPUCHADO se los olvidó en su casa de la bonita ciudad andaluza. Le comenté que la intentona –pese a su buena voluntad--, había sido un desastre. Emeterio desolado, comprendió muy bien conmigo que dibujar historietas era mucho más difícil de lo que creía. Intuimos que sin una debida preparación artística resultaba imposible intentarlo.

Caso de hacerlo, se necesitarían años si su deseo era convertirse en autodidacta. Años después, con el contacto entre profesionales historietistas, supe que se necesitaba estropear cientos y cientos de hojas dibujadas para llegar a conseguir un estilo propio, inteligible y que a la vez pudiera comercializarse. En aquellos años, las editoriales ya pedían un mínimo conocimiento historietístico para contratar a un novel.

El destino de los tebeos de EL ENCAPUCHADO tuvieron un mal final. La hermana de mi amigo los encontró guardados junto a unos libros. Pensando que no servían para nada los utilizó para envolver el almuerzo de su marido. Aquellos cuadernos , se convirtieron durante unos meses en embajadores alimenticios. Me enfadé muchísimo.

TÍO VIVO nº6 (2ª etapa) - Inicio (1960) - Portada: Escobar

Aquellos tebeos insignificantes para muchos, para mí seguían teniendo un valor inapreciable. El dinero que me ofreció en compensación Emeterio no me compensaba para nada. Pensé que sería bueno hacer comprender a la gente que antes de tirar a la basura cualquier revista de historietas u otra obra artística, seria preferible darla antes que arrojarla destruirla o utilizarla para otros fines.

LA VUELTA A CASA Y ABANDONO TEMPORAL DE LOS TEBEOS                                Al cabo de dos años justos, regresé a mi casa. Un tiempo de mi vida perdido de forma miserable. El mal sabor que me dejaron los militares franquistas, únicamente seria obviado casi 40 años después. Esa parte dispone de un capítulo especial, EL MUSEU DEL CÒMIC EN EL CASTELL DE MONTJUÏC.

Desde 1965 hasta 1971, dejé prácticamente olvidados a los tebeos. Ocho dias días después de haber regresado de San Fernando –ciudad de la que si guardo buenas sensaciones--, me puse como un poseso a buscar un nuevo trabajo que me reconciliara conmigo mismo. Lo encontré al cabo de una quincena. Era cambiar totalmente el sesgo de mi vida. Los tejidos, las tramas y las urdimbres junto a los estampados, quedaban como parte del pasado. En ese momento, substituí la tela por el papel.

Si algo bueno hice anteriormente –pocas cosas realmente--, lo mejor sin duda fue entrar en una empresa pequeña de artes gráficas. Contrataron mis servicios como agente de ventas. Aquello me dió una vitalidad insospechada. Empecé a recorrer las calles de la ciudad Condal en busca de clientes. Amplié en esos años y los que le siguieron, mi práctica como caminante.

Los “guateques” en espacios alquilados duraron un año más o menos, después de finalizar el Servicio Militar. Mis amigos empezaron a mantener relaciones para matrimoniar. Unos meses después, conocí a la que luego se convertiría en mi pareja. Nos casamos cuatro años después y nos fuimos a comer albóndigas.

De tarde en tarde, me entretenía hojeando lo que me quedaba de aquellos viejos tebeos que estaban guardados bajo llave en el despacho de mi nuevo hogar. Hablo bien, porqué un vecino de mi madre, durante mi forzada ausencia, se dedicó a pedir un montón de tebeos prestados. La devolución venia mermada por la mitad. ¡Un saqueo premeditado durante meses y que mi madre no advirtió, debido a la confianza!

Cuando me casé dejé la casa de mis padres, llevándome conmigo unos cuantos kilos de papel, entre libros, novelas y tebeos. Por cierto, más de la mitad de los volúmenes se los regalé a mi amigo Juan Daza, junto a unos cuantos tebeos. El motivo era fácil de adivinar. Al casarse, quiso llenar su librería sin contar con demasiados medios económicos. Le dí un empujón.

Luego, con los años, los enlaces respectivos de una parte de mis amigos de antaño, se fueron enfriando casi desaparecer de mi vida. Los unos por ausencia, los demás debido o por culpa de su trabajo. Alguno, se metió en negocios ajenos a su conocimiento que arruinaron tanto su vida como la familiar y enfriaron mutuas relaciones. Siempre he lamentado esos percances y su final indeseado.

Alguno  falleció muy joven como mi amigo de tiempo de chaval y compañero de fatigas teatrales, Canet. A otros, incluso mis compañeros de La Salle les perdí la pista  partir del día que extravié la agenda con las señas de muchos de ellos.  ¡Qué pena!

En una jornada de trabajo rutinario y encontrándome en las oficinas del taller gráfico, Miquel Beltrán, el director de la empresa donde laboraba me hizo pasar a la sala de máquinas. El encargado con demasiada suficiencia me mostró el funcionamiento del utillaje de imprimir litográfico. Eran las del sistema ofsset. 

Aquel conocimiento me sirvió en el futuro.
Siempre que tenía algo de tiempo, hablaba con los maquinistas y preguntaba el cómo y el porqué de la impresión, de la mezcla de la gama de colores, de la tinta, del plastificado a máquina y del gramaje de los diferentes papeles. Eran lecciones sobre el terreno que resultaron un conocimiento práctico. 

Entre la mayor parte de los trabajos de la empresa Fabercolor, se imprimían folletos de propaganda --tuve la suerte de conseguir como clientes a varias agencias de publicidad--, cartas, tarjetones turísticos y tebeos. El taller de la Editorial Bruguera cuando estaba sobrecargada nos daba a litografiar diferentes portadas a color de las colecciones PULGARCITO, TÍO VIVO y EL CAMPEÓN DE LAS HISTORIETAS. Por desgracia, trabajaban con mi industria desde hacia años y mucho antes de mi llegada. ¡Lástima! ¡Me hubiera llevado unas buenas comisiones caso de haber tenido a la empresa como cliente!

EL CAMPEÓN DE LAS HISTORIETAS nº63 - Inicio (1960) - Port. Escobar

Debido a mi incesante indagación, un  día que en Fabercolor estaban saturados en la realización de presupuestos, me dirigí a Antoni el hermano del gerente –era quien los hacia siempre--, por si necesitaba ayuda. Me dijo que encantado. Durante un día estuvimos troceando hojas y más hojas de papel, haciendo diferentes formatos con pliegos distintos.
En una libreta fuí consignando las diferentes modalidades, los precios de cada operación a llevar a cabo y el resultado del coste final. 

Debajo se incluyó el porcentaje de beneficio empresarial que variaba según la importancia del trabajo. Oscilaba entre un 30 y un 40%, siempre rebajable, claro. A las veinticuatro  horas, hice mis primeros pinitos como ayudante realizando todos los presupuestos que nos pidieron aquel día. Tuve algún despiste, revisado por Antoni que me aclaró conceptos. 

El último salió redondo y sin fallos. Aquella experiencia me sirvió dos años después. Antoni contrajo una enfermedad debido a la cual tuvo que abandonar su trabajo durante unos meses. Le sustituí tanto en la ejecución de los diferentes presupuestos como en la atención a los proveedores de la empresa. Por la mañana hacia de vendedor. Por la tarde me encargaba de gestionar las compra y presupuestar.

En Fabercolor estuve cinco años. Allí aprendí muchísimo. Los recuerdos son positivos en conjunto pese a que los últimos meses, antes de dejarla, lo fueron menos. Algunas desavenencias y los delirios de grandeza de los propietarios me hicieron comprender que algo fallaría en la estructura empresarial, como así fue poco tiempo después.

Uno de esos años, tuve la suerte de conocer al artista Manuel Jiménez Arnalot. Una mañana se presentó en Fabercolor para que le imprimiéramos algunos de sus series de postales navideñas. Sin ninguna duda, Arnalot, fue uno de los más grandes ilustradores del siglo XX. Genial como historietista y uno de los mejores grandes creadores de christmas y recortables. Tuve muchos encuentros con él. Llegamos a.....bueno, esto vendrá más adelante cuando hable de la experiencia con los artistas.

UN AÑO FRUCTÍFERO COMO AFICIONADO                                                                         He comentado anteriormente que, durante 1971, la casualidad o la fortuna me hizo conocer a geniales historietistas, ilustradores y también a personas importantes en mi vida de aficionado primero y estudioso del fenómeno de los tebeos, más tarde. De todos ellos aprendí bastante. Aparte de unirnos una afición común, también compartimos más de una actividad. Ensanchamos el conocimiento mutuo y en la mayoría de lo casos arraigó una sólida e inquebrantable amistad.

¡Y mira que hay casualidades en la vida!. Creo que seria en ese año cuando conocí de forma accidental a la esposa de Vicente Roso. Mi trabajo me llevó un día a visitar la agencia publicitaria donde trabajaba como contable. No lo supe hasta la segunda visita. Cuando estaba aguardando la llegada del gerente de la sociedad, en una conversación informal me comentó:

-He asesorado a mi marido en la época en que dibujaba el personaje de FLORITA. Creo que usted no conoce ni a la protagonista ni a la revista de chicas con ese nombre.

-¡Pues claro que los conozco. Su marido es Vicente Roso-respondí, para añadir. -No tengo el gusto de conocerlo personalmente. Le considero un gran artista. He tenido la suerte de leer varios tebeos de  FLORITA y también varios de los episodios de aventuras dibujados por él dentro de la revista, EL COYOTE.

En esa publicación nació justamente FLORITA -intervino Julia. –Lo que me sorprende es que conociera la revista FLORITA.

Me sonreí, añadiendo. -Tuve la suerte de leer de chaval algunos tebeos de FLORITA. Aquella protagonista me fascinó. Me encantaría conocer a su marido. La respuesta me animó en gran manera.

Podemos tutearnos, José María. Cuando quieras te pasas por casa y le conocerás. Aquí tienes mi teléfono. Llama antes por si mi esposo tuviera que hacer alguna gestión fuera del estudio. Te atenderá en casa.
FLORITA revista nº5  - Inicio (1949) - Portada: Vicente Roso

Una semana más tarde, tuve la fortuna de estrechar la mano a uno de mis dibujantes preferidos. Con los años llegamos a sellar una amistad que continuó a través de su familia, hasta la muerte del matrimonio.... ¡Qué grandes recuerdos! De esos, también hablaré a su debido tiempo...

Revista EL COYOTE nº15 Inicio (1947) Portada: Francesç Batet

Aquel mismo año y de una tacada, también entre a tratar a los tres mosqueteros de la familia Blasco. El responsable fue Arnalot. Un día que nos vimos en su estudio, me habló de los hermanos dibujantes y si los conocía. Le dije que solamente sabía de su existencia por su firma. Jesús, Alexandre y Adrià Blasco, insertaban trabajos suyos en muchos números de los  tebeos de EL COYOTE y FLORITA junto a otras publicaciones ¡Nunca les perdí de vista como artistas!

Entonces, Arnalot descolgó el teléfono e hizo una corta llamada preguntando si podíamos visitarles. Al recibir una respuesta afirmativa, con el automóvil de Arnalot nos presentamos en el chalet que los geniales historietistas ocupaban en el barrio de los Penitents de Barcelona.  Así se estableció un vinculo que me unió a los hermanos Blasco durante más de 30 años....

(FIN DEL CAPÍTULO)



domingo, 10 de enero de 2016

III-Recuerdos.... De la infancia a la edad adulta

UN ENCUENTRO AFORTUNADO                                                                                     Una tarde de un domingo de primavera, un timbrazo largo me hizo levantar del asiento como un muelle. Alguien, inesperadamente, interrumpió la lectura ávida a la que estaba entregado. Era un volumen explicando una de las fantásticas aventuras de DOC SAVAGE y su equipo. Dejé la obra aparcada. La sorpresa fue grande cuando abrí la puerta de mi hogar.
                 
DOC SAVAGE nº1 - Inicio (1936) - Kennet Robeson-Portada: W. M. Baumhofer

¡Era Antoni Miquel! La emoción nos embargó a los dos, estrechándonos en un fuerte abrazo. Era un visitante inesperado. Le hice pasar, le invité a tomar café y bebidas, con un trozo de pastel que mi padre había comprado en una pastelería del barrio y...entramos en confidencias.

Miquel me contó que un año después de abandonar yo el internado, su madre hizo lo propio con él, cuando logró colocarle de botones en una entidad de crédito barcelonesa. Allí fue ascendiendo hasta lograr ocupar el puesto de Auxiliar Administrativo, tras superar los exámenes pertinentes. Le felicité. Era un joven alto, apuesto y con un rostro que irradiaba simpatía. Fue el unico amigo de mi primera infancia.

Miquel me hizo una revelación casi en secreto. El Domingo por la tarde de cada semana, iba a practicr el deporte del frontón a mano, en un recinto deportivo que su empresa dejaba a los trabajadores que querían participar dentro de sus paredes. Cada empleado, podía llevar a la gente que quisiera tomar parte en los lances del juego.

Me dijo si deseaba acompañarle aquel mismo día. La respuesta fue afirmativa. La experiencia anterior que tuve de acompañar al sobrino de mi vecino durante un tiempo, salió rana. Era un chico complicado y preferí salir sólo antes que con él. Me metió en algun problema sin buscarlo y zanjé la cuestión, de la mejor manera. Nos separamos amigablemente.

En aquel momento, la situación se presentaba diferente. Marché de casa acompañado de mi amigo y nos dirigimos al pabellón deportivo. Una vez llegados allí, Miquel se apresuró a presentarme a los distintos jóvenes. Uno o dos, eran compañeros suyos en el trabajo, el resto amigos y vecinos.

Con aquel grupo y gracias al juego de frontón que duró casi un año, se estableció una rivalidad emocionante que durante unos meses iba subiendo de grado. Allí conocí y me relacioné con gente de mi edad, animados y animosos. Como olvidar a Josep Codina, Gassó, Fermín, al propio Miquel junto a otros participantes.

Los duelos amigables nos acercaron de tal manera, que nuestras vidas se entrecruzaron durante varios años. Aquellas competiciones acabaron pronto, cuando la entidad bancaria, su propietaria, se deshizo del frontón vendiéndolo a una constructora. ¿Qué hacía yo los domingos por la mañana? Pues, seguir visitando el Mercat de Sant Antoni, comprando todos los tebeos que podía y algunas novelas.

GUATEQUES, TEBEOS Y ALGO MÁS                                                                                  Uno de los más asiduos al frontón, el inolvidable Codina, en cierta ocasión me invitó  a una fiesta particular que iban a celebrar en su casa, a escasos 200 mts. de la mía. En aquella reunión, con el grupo del frontón y otros que se nos unieron, comimos alguna cosilla, bebimos y también bailamos – mis compañeros habían conseguido reunir varias chicas con alguna madre vigilante--, por si nos pasábamos.

En aquellos tiempos, las menores iban acompañadas de sus mamás. Recuerdo especialmente a unas jóvenes simpáticas y llenas de vida. Acuden a mi memoria los nombres de Pilar, Gloria, Angelina, Mercè, Mª Angels, Carmen, Ofèlia y alguna más, cuyo nombre he olvidado.

Hay que decir que en aquel círculo jamás hubo ningún incidente, salvo una sorpresa un tanto desagradable que contaré más adelante. De allí, reunimos a mucha gente que queria compartir las veladas con nosotros. Aquello resultaba imposible porqué la casa de Codina era grande más de capacidad limitada. Buscando, no encontramos ningún hogar particular para celebrar lo que luego seria conocido como “guateques”. Entre los invitados, siempre encontré alguno para intercambiar algún que otro tebeo. Al anfitrión nunca le interesaron.

Ese tiempo divino en convertirme en un aficionado al teatro amateur durante unos años. Un conocido de Codina, entusiasta de la farándula y de la zarzuela, nos animó a formar parte del cuadro escénico del Ateneo Colón de Poble Nou. Allí compartí escena con mi amigo junto a Gassó –que pronto se desanimó y lo dejó--, Canet y Bona.

Interpretamos diferentes papeles para la escena tanto satíricas como dramas como, EL DIFUNTO ES UN VIVO y BRIGADA 21. Tomamos parte también—como componentes del coro y algun papel--, en la realización de diversas operetas y zarzuelas: LOS GAVILANES, LA VIUDA ALEGRE, o CANÇÓ D'AMOR I DE GUERRA. También pasé a actuar en otras zonas de Barcelona y para otras compañías teatrales que quisieron que colaborara con ellos. Allí conocí a Gema Maset, una gran actriz que nunca quiso profesionalizarse.

Actué, aparte del Ateneo Colón en otros puntos como fue el Casino La Alianza, la Cooperativa Paz y Justricia, Educación y Descanso, etc. Incluso estrenamos la obra humorística, MAGNÈSIA —en catalán, en 1960 aproximadamente--, cosechando un éxito total tanto el autor como todo el grupo escénico. Recuerdo, que fue una de nuestras actuaciones más sonadas con Codina, Gassó y Canet, de compañeros de reparto.

La actividad teatral no impedía que algún atardecer veraniego, cuando nuestro respectivo trabajo lo permitió, con Bona recorrimos de punta a punta la Rambla de Poble Nou. Intentábamos arreglar nuestro mundo, cosa que hoy desgraciadamente, sigue estando igual de mal. ¡Los pies respectivos pudieron hablar extensamente sobre los kilómetros recorridos!

NICOLÁS nº1- Inicio (1949) - Portada: García Lorente

También comentábamos sobre nuestra afición compartida ¡los tebeos! Y mi amigo continuaba con la lectura y adquisición de costumbre. Eran las publicaciones PULGARCITO, TBO, JAIMITO y NICOLÁS. Era su entorno tebeístico junto a la lectura literaria y la música clásica en la cual me introdujo poco después.

UN EXTRAÑO EN NUESTRA VIDA                                                                                       Con el grupo de Codina, un día se nos unió una persona desconocida al que llamaremos Benet, por el mal recuerdo que me trae. Por mediación de su madre, una clienta de la drogueria de la propiedad de los Codina, se interesó para que su hijo se incorporara a nuestras reuniones. Al principio todo fue bien. Su alegría exagerada, parecía un torrente desbordado. Pasaron un par de meses y nunca faltó a ninguna de las celebraciones. Incluso se interesó por la farándula de la que formábamos parte Canet, Codina, Gassó y yo.

Si bien Benet, tenía una simpatía que parecía natural a primera vista, estaba poco dotado para la interpretación, lo que hacía de forma exagerada y sin  naturalidad, por cuanto parte de su vida --nos enteramos más tarde--, era puro teatro. Se olvidó del arte de Talia y siguió acudiendo a las veladas dominicales. Un día sin previo aviso, se presentó en casa de Codina, con un par de bellezas de aquí te espero. Altas, esbeltas, guapas y maquilladas convenientemente.

Las jóvenes, lucían unos vestidos sacados de la última moda de aquel año y la llevaban encima con naturalidad. A la mayoría de chicos, las recién llegadas, nos llevaban 2 años de edad y nos empezó a caer la baba al verlas. Nuestras miradas empezaron a converger sobre las curvas que se presentaban a nuestra vista y los amplios escotes que descubrían sus cuerpos.

Igual que mis compañeros, me quedé turulato de ver aquellas beldades. El resto de nuestras invitadas empezaron a ponerse nerviosas y a pasarlo mal. En conjunto, ellas tampoco desmerecían. En las distancias cortas salían perdiendo, porque eran chicas normales, nada sofisticadas y utilizaban pocos afeites. Las otras eran una apariencia estética. Intenté remediar la situación, empezando a bailar con las “habituales”.
Al final, me incliné por atraer a una de las “nuevas”. Con los taconazos de aguja que llevaba, por lo menos, me sacaba 3 centímetros. 

La chica pareció desentenderse de la altura y se puso a bailar como una condenada, arrimándose a base de bien. La sorpresa la tuve, cuando salió a relucir mi afición y me dijo que era una admiradora de los tebeos de EL CAPITÁN TRUENO que había leído. Aunque ésta nunca fue mi colección favorita, sí adquirí los primeros 20 números, plantándome allí. Mi emoción al  encontrar una chica con la que compartir aficiones hizo que todavía me pegara más a ella. La ilusión, el ensueño y el paraíso, duró sólo una larga tarde...
                                       
EL CAPITÁN TRUENO nº8 - Inicio (1956) - Ambròs-Víctor Mora ? 

¿Por qué cuento toda esta situación y mento al grupo de Codina, cuando aparentemente nada tiene que ver este grupo con la historieta? Por la sencilla razón, de que fueron parte indeseada de dos situaciones desafortunades, una de elles, relacionada directamente con los tebeos. Porqué el “simpático” Benet, con su actuación, nos hizo dos jugarretas que afectaron en mayor grado a Gassó y a mí.

Hasta entonces, salvo algunos intentos de salir con alguna conocida, poca suerte tuve hasta entonces con las chicas. C., la escultural recién arribada al “guateque” y con la que pasé una sesión agradable y bien calurosa, me dió sus señas para que la fuera a visitar a su casa. ¡No me lo podía creer. !Aquella impresionante mujer aceptaba relacionarse con un chico algo menor que podía muy bien pasar por su hermano pequeño¡ Mas las apariencias fueron engañosas.

El día que llamé a C., por teléfono, quedamos en la portería de su casa. Después de estrecharnos la mano –los besos eran infrecuentes en ese tiempo--, nos fuimos a un bar cercano y charlamos. El mundo pareció derrumbarse a mis pies. De buenas a primeras, me comentó de forma indirecta  que era una prostituta de lujo –nunca he tenido nada contra ninguna, ni las más caras ni las económicas--, y ella creía, que Benet nos había puesto en antecedentes antes de su arribada a la fiesta.

C., empezó a contarme una parte de su vida, porqué el resto preferí ignorarla.  Tanto C., como su compañera L., a quien Gassó creyó también ligar, estaban en la creencia antes de conocernos, de que éramos mayores de edad y que estaríamos dispuestos a gastarnos un buen puñado de dinero con ellas. Con tal de que no me ilusionara con C., ésta aceptó reunirse conmigo para explicarme su “profesión”. Mi falta de experiencia y mi bisoñez ante las mujeres, se despertaron de golpe. Le dije, que era sorprendente todo lo que me contaba.

Tanto si era verdad como sino, me dí cuenta que había estado haciendo el panoli. Hasta allí había llegado y trasladaba el interés que sentía hacia C., a posibles clientes, razonablemente deseosos de “catar” a una esplendorosa hembra, después de soltar la “mosca”. Nos despedimos. La deseé la mejor de las suertes. Nunca más la volví a ver, aunque por parte de Benet, en alguna ocasión C., le preguntó por mí.

Unos días después y muy enfadados, Gassó y yo, le metimos una bronca descomunal a Benet, al traer aquellas chicas sin habernos avisado a todos previamente, especialmente a Codina, el dueño de la casa. Aquella experiencia –pese al desengaño personal--, abrió las puerta del campo de mi aprecio hacia la mujer.

Si hasta aquel momento siempre se portaron bien conmigo, a partir de entonces aún fue mejor. Y eso que el encuentro con C., resultó otra más de mis equivocaciones en la vida, no por lo que ella dijo ser, sinó porqué fuí un punto cobarde, al perder una posible amistad.
Sabía que a C., le había caído bien.

Pude intentar hacer de Quijote. Por miedo, inexperiencia o por falta de interés, deje que pasara una buena oportunidad. Y eso que durante unos meses su persona  seguía estando entre mis pensamientos..... Su presencia, su cercanía, sus encantos y su perfume embriagador, siempre me parecieron un cuento de los tebeos de AZUCENA.

Como uno del grupo soltó la lengua más de la cuenta, la madre de Codina tuvo un disgusto descomunal. Y prohibió a Benet que jamás volviera a llevar una mujer a su casa. La cosa parecía haber acabado, pero continuaron las bromas de Benet. Enterado de mi afición por los tebeos, me pidió un buen número de ellos, según dijo para leer, pues también le gustaban mucho.


MERLÍN nº45  - Inicio ( 1942) - Phil Davies-Lee Falk

Mi imprudencia  --por desgracia, resultó ser sólo una de ellas--,  me hizo perseguir durante meses a mis tebeos, cerca de 50 cuadernos entre personajes italianos y norteamericanos como YORGA, MERLÍN y FLAS GORDON, todos ellos, editados por la pujante, en aquel momento, Hispano Americana.  

Mis demandas cayeron en saco roto. Todo fue inútil. Un día me acerqué a  casa de Benet. Su madre llorosa, me confesó que hacía días había perdido de vista a su hijo. Andaba ausente de casa. Al parecer –me enteré posteriormente--, había dejado embarazada a una chica menor y andaba desesperado, escondiéndose por el barrio.
                                                   
Benet, vendió todo lo que era comercial de su casa, incluyendo a sus revistas de historietas –en un momento también ejerció de aficionado--, y las mías. Era el final de un ciclo desgraciado. A Benet nunca más lo volvimos a ver. Jamás se acercó a ninguno de los componentes del grupo como tampoco a nuestras reuniones habituales de bailoteo.

Ante la falta de espacio en los domicilios particulares para seguir haciendo “guateques”, un día propuse a Codina y al resto de íntimos, a buscar un lugar para continuar con las veladas domingueras. Una semana más tarde, cerramos un acuerdo con el propietario de un restaurant de nuestro barrio.

YORGA nº17 - Inicio (1950) - Tony Chan-G. Bonelli 
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Se trataba de cedernos los días festivos por la tarde, uno de sus locales para organizar sesiones de baile. Nosotros le encargaríamos nos suministrara todo cuanto consumiéramos, desde las bebidas hasta cualquier tentempié. Nos buscamos un nombre comercial y durante años seguimos con esta actividad ludica.

Un día de los clásicos encuentros con Bona, aparte de hablar de tebeos, le informé de que cada tarde de los domingos se reuniese con nosotros, si le gustaba el ambiente “guatequesco”. Mi amigo de niñez, lo tuvo pronto muy claro. Quince días después, se sumó al club de baile junto a unos 20 integrantes, entre sus amistades y conocidos.

Entre ellos Juan Cols, otro de los entrañables junto a Germán, Manel y Paco. También contacté con los viejos amigos, Canet y Veleta que rápidamente se incorporaron a los fiesteros junto a Juan Luís Gómez y José Luís de Leonardo. Y las chicas María, Amelia, Carmina y alguna más.

Esa relación cotidiana con Bona, nos unió todavía más. Ambos compartimos jornadas más que interesantes. Hasta realizar el Servicio Militar, en mis ratos libres, continué practicando deporte, hacer alguna salida teatral, proseguir las veladas de ocio compartido y comprando tebeos los domingos por la mañana en el Mercat de Sant Antoni. Con los años, Nuria, una de las chicas del grupo que aportó Bona, se convirtió en mi pareja.

Hi aquí quiero dejar constancia que la afición a los tebeos que venía desde la niñez siguió incluso hasta llegar a las reuniones con los amigos para organizar los guateques. Más de una vez, aproveché para recibir varios cuadernos que me faltaban de mis colecciones. Alguna chica me facilito números de EL COYOTE y PULGARCITO.

Por cierto, desde tiempo atrás --seguí los consejos de mis padres que siempre acertaron--, iba tomando cada vez más, la defensa del género femenino como una misión inacabable. Y la primera ocasión en que esgrimí esta deferencia –bastante impensable en aquellos años--, fue enfrentarme verbalmente con un energúmeno –por más razón, padre de una asistenta a los bailes--, cuando en una verbena celebrada en el chalet de los Codina, el sujeto en cuestión, después de empujar a su esposa, la insultó con improperios malsonantes.

En principio, pensé en dejar de asistir a la verbena porqué dos días después, tenía competición deportiva. Miquel, casi me obligó a ir con el señuelo de darme unos tebeos de EL HIJO DE DIABLO DE LOS MARES. Con ese fin, más que el de poder participar del sarao, decidí acudir a él.
                             

EL HIJO DE DIABLO DE LOS MARES nº18 - Inicio (1949) - Boixcar-J. B. Artés 

Pronto le corté la retahila al furibundo personaje. Le dije que toda mujer se merecía más respeto. También añadí, que a su edad, parecía increíble que tuviera tan mala educación y hiciera gala de modales barrio bajeros. El hombre, iracundo, avanzó hacia mí. Manifestó que aquella intromisión era inaceptable por mi parte. La sangre no llegó al río.

Se hizo un coro con muchos de los asistentes a la celebración. La mayoría se puso de mi parte.  Algún padre, me comentó que el asunto era cuestión de la familia implicada. Opinaban que no debía haber intervenido. Entonces --creo que tendría unos 18 años--, les dije que delante de mí, jamás toleraba que se ofendiera a ninguna mujer.

A partir del hecho, todas las chicas me miraban distinto y la madres todavía más. Pero, mi amigos empezaron a mosquearse cuando veían que nuestras comunes amigas me sacaban a bailar más que a ellos. Por otro lado, los chicos empezaron a llamarme “el Quixot de les dones (El Quijote de las mujeres), cosa que me alegró, aunque fuese en plan de sorna.


libros PLAZA - Inicio (1957) 

Más adelante, en muchas ocasiones, llamé la atención a más de un individuo impresentable cuyo trato a  la mujer era deleznable. También estuve a punto de liarme a golpes por ese motivo. Como soy pactista, siempre lo evité. También, una vez amenacé –no lo hubiera hecho--, en reventar los intestinos a un fulano que tenía amedrentada a una chica con la que pretendía salir. Celoso por bailar conmigo, las miradas odiosas de aquel sujeto, nos fastidió la tarde a todos nosotros.

Incluso el malcarado, llegó a atemorizar a la joven diciéndole que llevaba siempre consigo una navaja y que la podía utilizar contra ella. Aconsejé a la chica, apenas contaba 16 años, que explicase lo sucedido a sus padres y juntos, fuesen a la Comisaría más próxima a presentar una denuncia. Caso contrario iría yo a personalmente para acusar a semejante elemento –vergonzoso representante del sexo masculino--, y a quién la policía franquista lo hubiese puesto a caldo.

En esa época, aparte del trabajo y los ratos de ocio, mi tiempo libre daba para mucho más. Rememoro lo afirmado muchos años después por el gran historietista Carlos Giménez, que la lectura y el seguimiento de los tebeos, novelas populares y otras relacionadas, --las tres últimas palabras son de mi cosecha--, te abren las puertas de par en par y te dirigen a lecturas de mayor fuste.

Libros CISNE - Inicio (1957)

Esas mismas razones, fueron las que me guiaron a escudriñar por otros recovecos de la cultura en sus diversos niveles. Pasé a introducirme en la literatura en general. Los libros PLAZA, CISNE y RENO, eran ediciones baratas de obras literarias y también empecé a bucear dentro de ese campo. Gracias a ello, pude conocer los campos de la biografía, la filosofía y la novelistica comprometida.
                    
Colección RENO -Inicio (1959)


DESCUBRO A MÁS DE UN GRAN FILÓSOFO                                                                      Sin apenas darme cuenta, lo que estuvo latente durante años subió rápidamente como la espuma convirtiéndome en agnóstico y luego en un panteísta total. El conocer el pensamiento racionalista de los gandes filósofos me abrieron la mente de forma vertiginosa y lúcida. Entendí perfectamente lo que explicaban, Sócrates, Aristóteles, Kant, etc., así como los libre pensadores Marqués de Volney, Voltaire o el mismo Nietzche, aunque de este último, me costó años descifrar su lenguaje.

Todos ellos, acrecentaron mis ansias de saber y el conocimiento deductivo. ¿Y que decir de los especulativos, Bergson y Hegel, con sus teorías sobre el panteísmo? Y eso contrariamente a lo que pudieran pensar muchos, todavía aumentaron más mi devoción por los tebeos. Empecé a analizar sin orden ni concierto, el arte que atesoraba su lenguaje gráfico y textual.
             
Caí en la cuenta que las misas, los rezos, las aves marías y demás componentes litúrgicos confesionales, eran un bonito cuento de hadas. Superaban en mucho, a los propios tebeos de AZUCENA o MIS CUENTOS. ¡Cuanta razón tuvieron algunos enseñantes ultra católicos y curas fanáticos en quemar públicamente gran número de tebeos en la posguerra! ¿Tal vez barruntaron que la lectura de los tebeos llevarían a los chavales en convertirse en descreídos?
                                

CUENTOS DE HADAS (sin nº) -Inicio (1950 ?) - Editorial Cliper - Salvador Mestres

Otro tema diferente es hablar sobre los libros sagrados de las diferentes religiones y creencias, cosa que también quise conocer. Pero, estas crónicas ENTRE TEBEOS quieren ser otra cosa y no una exposición personal sobre la religión en general. Por tanto, declino hablar más sobre el tema. Lo anterior, puede considerarse como un lapsus necesario para poder explicar unos hechos que afectaron mi vida de lector y de creyente, cuando decidí dejar de ser esto último.

UNA DECISIÓN FUGAZ                                                                                                       En 1961, llevado por mi afición y con los consejos de un conocido guionista de historietas, me apresté a llevar a l'Editorial Bruguera un argumento de mi inventiva. Se trataba de un personaje justiciero con nítida influencia con LA SOMBRA. Me atendió muy amablemente Rafael González. Entonces desconocía lo que representaba su figura en la empresa.

LA SOMBRA (novela) nº5 - Inicio (1936) - Maxwell Grant-Portada: Jerome Rozen

El trato dispensado fue muy correcto y ahora, peinando pelo canoso, pienso que la tentativa hubiera podido ser positiva. No me interesó la propuesta y seguí con mi trabajo habitual en la empresa textil de la ciudad Condal. Todavía me pregunto ¿Y si me equivoqué...? La respuesta es, probablemente sí.

FIN DEL CAPÍTULO