domingo, 31 de enero de 2016

I-El Cah (Club Amigos de la Historieta)

ANTECEDENTES DEL CAH                                                                                           Cuando me hice Socio del Club DHIN, poco después arrastré a mi amigo Josep M., para que hiciera lo propio. Meses después, cayeron en saco roto, todas las propuestas que los dos hicimos a la Directiva de transformar el Boletín de Comunicación del órgano de dibujantes. Expusimos, que se podían dedicar varias páginas a los aficionados y detraer una parte del presupuesto de la Asociación para editar material de historietas de décadas anteriores.

Meses más tarde, retirado Josep M., de todos los frentes tebeísticos, empecé a cavilar de que forma se podían encarrilar las tentativas fallidas. Llegué a la conclusión de que con el grupo de aficionados con los que me reunía cada domingo por la mañana en el Mercat de Sant Antoni, tal vez hubiera alguna posibilidad.

Así, mientras el DHIN vegetaba, a últimos de junio de 1974 y con diferentes   entusiastas de los tebeos, especialmente Joan Navarro, Vicenc Sánchez, un grupo de coleccionistas del Mercat de Sant Antoni y otros aficionados que se sumaron, quedamos en reunirnos después de las vacaciones para intentar crear un grupo unido, contactar con la mayoría de coleccionistas y simpatizantes de los tebeos dispersos por todo el país y crear un Club de forofos.

Cada uno de nosotros debía presentar un plan de actuación que se discutiría a fondo antes de ser aprobado definitivamente. Alguno de los veteranos compradores de tebeos del Mercat, se retiraron de la propuesta. Consideraron una locura crear un Club sin disponer de mucho dinero. Como hice en aquel momento y seguí haciéndolo para otros proyectos culturales o comerciales, nunca dispuse de suficientes medios económicos. Sin embargo logré poder encararlos casi todos.

Boletín nº24 (1978) Portada: José Ortiz

Con el soporte de los valientes, los temerarios y el álito de la afición, tiramos para adelante y nos planteamos de la nada, hacer un Club potente de aficionados de la  historieta. De aquella decisión nacería el CAH. Hoy todavía permanece en el recuerdo de muchos veteranos aficionados. La pena fue que el sueño de una mayoría, fue torpedeado desde dentro, por los problemas y mal hacer del propio Presidente de la Asociación.

EL CAH. UN PARTO DESEADO                                                                                    Durante la primera semana de setiembre de 1974, empezamos a reunirnos en el Bar Velódromo de Barcelona, cada jueves de 7 a 9 de la noche. Dentro de la segunda quincena, el grupo que queríamos organizar el Club, hizo una sesión extraordinaria que duró más tiempo del debido. ¿Tal vez por la cantidad de las propuestas que debían de presentarse y que se acordaron un par de  meses antes? Al contrario, el único Anteproyecto que se se puso encima de la mesa fue el mio.

En él y punto por punto, reflejé todo lo que veníamos comentando semanas atrás con alguna apostilla de última hora. Fuere por falta de tiempo, pereza o porqué nadie tenia las ideas demasiado claras, la cuestión es que todo el mundo estuvo de acuerdo con el documento. Entonces, entre las 15 personas reunidas pasamos a elegir a una Junta Directiva provisional.

Cada uno de los miembros de la Junta nombrada, aportó 500 pesetillas y principiamos la andadura. Inicialmente, entre todos, buscamos un nombre apropiado para la entidad. Batallamos diferentes sustantivos como CLUB DE AFICIONADOS A LOS CÓMICS, CLUB ENTUSIASTAS DE LOS TEBEOS, CLUB DE COLECCIONISTAS DE TEBEOS.

Suplemento Boletines nº6 Inicio (1975) Alfonso Font

También descartamos alguna nomenclatura imposible y rechazamos más de una risible. Finalmente y por mayoría absoluta, adoptamos el de CLUB AMIGOS DE LA HISTORIETA. Las siglas CAH, fueron reconocibles a partir de aquel momento entre la mayoría de aficionados a los tebeos tanto dentro como fuera de nuestra Comunidad.

Dos de nuestros Socios Fundadores, los grafistas, Josep Mª Alvarez y Xavier Balmanya crearon una marca que por original ha traspasado la barrera del tiempo. El logotipo definía claramente a que ente pertenecía. El resto de la Junta estuvo compuesta aparte de las personas citadas por Antoni Arigita, los hermanos César y Jesús Díaz, Antoni Muzas, Joan Navarro, Vicenç Sánchez, Mª Victoria Vives y yo mismo.

Me nombraron Presidente del Club por mayoría total, en absoluto porqué fuera el más capacitado para serlo, si no simplemente –arrastrando la experiencia negativa del DHIN--, por hacer una exposición clara de los objetivos a asumir. En primer lugar, los de corto plazo que pretendían la creación del Boletín Informativo y de comunicación entre los Socios.

Los de medio, que invitaban a la preparación de artículos de fondo para nutrir tanto el órgano del Club como para preparar Suplementos dedicados a autores de historietas. Los de largo, la propuesta de reditar diversas colecciones y/o personajes de las décadas comprendidas entre 1940/1950 y que decidiríamos la mayoría.

El Anteproyecto se transformó en un Proyecto consolidado que se presentó para que fuera aprobado por el Ministerio del Interior. Todavía estábamos en la recta final del franquismo y sabíamos de los problemas derivados de querer organizar un Club privado, aunque fuera de ámbito cultural. Uno de nuestros Socios Fundadores --el amigo con el tiempo--, Vicenç Sánchez, se encargó satisfactoriamente de presentar los Estatutos.

De forma inesperada y como si se tratara de un prodigio, un mes después en el domicilio de Sánchez --nombrado posteriormente Secretario del CAH--, se recibían aprobados los Estatutos sin ningún cambio. ¡Inaudito en un tiempo oscurantista y represivo! Siempre estaba dispuesto Gobernación de laminar, purgar o liquidar, aquello que le parecía inoportuno al régimen o atentatorio a la moral y costumbre de los españolitos.

Entonces, se nombraron las tareas a desempeñar para cada uno de los miembros elegidos 
de la Junta y que fueron corroborados tanto en los Estatutos --los cargos obligatorios--, y el resto por unanimidad. Nos pusimos a trabajar de inmediato. Primeramente, preparamos el primer número del Boletín --por los conocimientos adquiridos en mi trabajo profesional--, con la aportación indesmayable de Alvavez y Balmanya. Apareció impreso a finales de enero de 1975 y rápidamente se distribuyó entre todos los asociados del CAH.

A consecuencia de haber realizado una pequeña campaña informativa en el Mercat de Sant Antoni y gracias al boca a boca, se hicieron rápidamente bastantes Socios de nuestra Asociación. Más tarde y escalonadamente, se incorporaron distintos aficionados de la provincia, de Catalunya y del resto de España. Gracias a ello, desde el nº1 y dentro del Boletín, empezaron a salir listas de tebeos con el material que buscaban o que ofrecían los Socios.



DICK NORTON nº4 (Inicio) (1975) - García Iranzo

Aparte, en el aquel Órgano se informaba de las Novedades de los quioscos y también se trazaban perfiles de artistas, tebeos o editoriales. Nunca he agradecido bastante, la colaboración de todos los miembros del CAH mientras estuve al frente de la entidad. La laboriosidad del dúo Alvarez-Balmanya, siempre fue muy valorada por mí. El conocimiento que ofrecieron los hermanos Díaz, especialmente de los cómics USA, animaron a un buen número de coleccionistas a integrarse en nuestra Asociación.

El arduo trabajo de Secretario de Vicenç Sánchez, nunca se valoró lo suficiente. Gracias a su esfuerzo, el CAH tuvo el impulso que necesitaba. Su fecunda labor resultó imprescindible en los dos primeros años, que coincidieron tanto en su nacimiento como en su despegue. Reconozco que posiblemente, ha sido uno de los mejores Secretarios que ha tenido una organización cultural. Vicenç, en cuantas acciones emprendió, llegó a todas partes y para todos. 

Antoni Muzás, ejerció de tesorero permitiendo que poco a poco se pudieran emprender nuevas etapas pese a que la realidad económica era modesta. Eso sí, en los momentos oportunos siempre se reenvirtió el dinero conseguido con la venta del material elaborado por el Club.

Mª Victoria Vives, fue una miembro voluntariosa que siempre estuvo dispuesta a dar asistencia a quien lo necesitaba, aún viviendo a 60 Km. de Barcelona. Por este motivo, las pasó moradas. Heroicidad que pagó pronto muy cara. Su salud se resintió tanto ante semejante jaleo que tuvo que abandonar el CAH. Una aficionada menos y una persona de valía que lamentamos perder.

Antoni Arigita, aportó su grano de arena con sus puntos de vista y complicidad compartida impulsando la sección fotográfica.Tengo que citar también el entusiasmo y laboriosidad de Joan Navarro, quien meses después del nacimiento del Club, se encargó totalmente de preparar los Boletines y Suplementos y redactar más de un artículo. Mientras, yo hacia lo propio con las ediciones de nuevo cuño y las rediciones de algunos tebeos clásicos de la posguerra.

Sin embargo, uno de los elementos más positivos que siempre dispuso el CAH fue la de los Socios y colaboradores externos. Entre ellos hay que citar a, Luís Ache, Ramón de España –en sus años mozos--, Joaquim Sendra --un esforzado editor en solitario con alguna edición modesta pagada de su bolsillo y regalada a los Soios-- y Agustín Sánchez

Y de los mejores aficionados que conocí en el CAH también necesito hablar. Con  el transcurrir de los meses, un buen día, en el Bar Velódromo aparecieron tres personas de recordada memoria como fueron Paco Baena, Ramón Florensa y Eugeni València. Con ellos, realicé diferentes actividades que comentaré a su debido tiempo.

Primeramente se incorporaron como Socios del Club. Más adelante, los dos primeros formaron parte de la Junta Directiva al tiempo que se convirtieron en grandes amigos míos. Desde aquí, me descubro ante el soporte moral y en ocasiones económico que dispensaron al Club y a mí personalmente.

¿Cómo expresar mi admiración, cariño y amistad frente a aquellos quijotes y enamorados del 9º Arte como yo, décadas después de aquella hazaña de crear de la nada y con una aportación ridícula, una Asociación Cultural, de la cual todavía se habla y que dejó una huella imborrable? Lo más importante es que logró dejar secuelas positivas aparte de su desgraciado final. A su desaparición, otros clubs vinieron a llenar después el hueco dejado por el CAH.

LAS EDICIONES DEL CAH                                                                                                  Con Baena y Florensa, se dió un impulso general a las ediciones del CAH. EL soporte personal y el dinerario, especialmente por parte del primero, ayudaron a incentivar la publicación de algunas colecciones de cuadernillos. Hoy son un modelo editorial destacable. Aquel mismo año (1975), apareció la primera obra concebida por nosotros. Era la publicación de la obra completa del personaje DICK NORTON de García Iranzo. Se presentó en ocho fascículos atemporales.



LOS GRANDES DE LA HISTORIETA nº1 Inicio (1977) Alex Raymond

DICK  NORTON apareció originalmente en la revista LEYENDAS, a partir de 1944, con su novel autor, el joven dibujante García Iranzo. Las sucesivas reimpresiones de este héroe --incluyendo alguna de pirata y fuera del club--, denotaron claramente el éxito que obtuvo la propuesta. Lógicamente, pedimos autorización a su autor.

También, gracias o por culpa de Antonio Martín que de alguna manera, al no poder entregarme un texto literario que le encargué sobre DICK NORTON –supongo que debido al trabajo que tenia acumulado por aquel entonces--, esa carencia, me espoleó y empecé a indagar acerca del citado héroe de la historieta y su autor. Redacté mis primeros folios --después de muchos años de haber dejado de escribir nada--, como aficionado para el CAH.

Entre los Boletines y Suplementos del CAH, alumbraron las biografias cortas de un puñado de historietistas españoles. Entre ellos, Carlos Freixas, Luís Bermejo, Jordi Bernet, Leopoldo Sánchez, Carlos Giménez, Jordi Longarón, José Ortiz y otros. Todo este material, despertó el interés de muchos Socios hacia los autores nombrados y también del resto, especialmente cuando la revista del Club pasó del formato de la media cuartilla al DIN-A4.

Entre los logros de esos primeros años del CAH, hay que destacar los dos números dentro de la colección LOS GRANDES DE LA HISTORIETA, destinados a glosar la vida y la obra de los monstruos de los tebeos como fueron, el norteamericano Alex Raymond y el catalán, Emili Feixas.

Esa edición contó con la ayuda textual del aficionado José Rojo, fan del primero de los autores citados. Se pagaron royalties a la King Features de España para poder reproducir una historieta de SECRET AGENT X-9 inserta en la revista dedicada a Raymond, el genial cartoonist. Emili Freixas renunció a percibir cantidad alguna.

Para el CAH, redacté una biografía mínima dedicada a Ambròs –tuve que extractar toda la información que poseía sobre él--, por disponer de poco espacio en el Boletín dedicado a ese gran artista del lápiz. En el mismo, se incluyó una historieta corta del personaje, EL JINETE FANTASMA, que dibujó expresamente para nosotros. Si recuerdo bien, la edición se hizo durante el tercer trimestre de 1980. Ambròs, me pidió que le realizara el guión cosa que hice encantado. Como de costumbre, no quiso ni oir o hablar de que se le pagara nada. Una persona desprendida y afable.

Mientras seguía con mi labor dirigiendo el CAH como pude y supe, tuve la enorme fortuna de ser requerido por el Socio Eugeni València para tomar parte en unas JORNADAS DE CÓMIC, que se iban a celebrar en la Escola d'Enginyers Industrials de Catalunya dependiente de la Universitat Politècnica catalana. La labor que emprendí junto con València en la Universidad, a la vez que cautivadora resultó ejemplarizante. Allí conocí también a Salvador Vázquez de Parga, quien me ayudó en mis primeras tentativas editoriales.

Dejo para más adelante, hablar con mayor amplitud de los años colaborando con la UPC. Por ser una labor de mucho tiempo, pienso dedicar un capítulo a esta experiencia, posiblemente irrepetible y que ayudó a que tomara cuerpo la idea de convertirme en investigador de los tebeos hispanos. Y esa decisión acertada o no, tomó cuerpo a partir de 1980. Hasta entonces, aparte de un voluntarioso redactor con trabajos espaciados, había ejercido mayormente de coleccionista.

Entre 1975 y 1980 se editaron en el CAH publicaciones similares a DICK NORTON. Valen los ejemplos de SANGRE EN BIZANCIO,  KAY Y EL LAGARTO HUMANO, JINETE DEL ESPACIO junto a  la salida de los fasciculos de EL COYOTE.

JINETE DEL ESPACIO (1978) - Darnís-Rafael González

En ese tiempo (1977-1979), gestioné con Bruguera –a través de Rafael González-- y Toray junto a algunos autores, permisos para reeditar diferentes personajes suyos como ÁGUILA NEGRA, EL REY DE LA JUNGLA, EL DIABLO DE LOS MARES, EL PEQUEÑO MOSQUETERO, FLECHA NEGRA, EL HIJO DE LAS GALERAS, DANDY DOLAR y alguna más. Asimismo, con Angel Pardo y Ripoll G., conseguí que nos permitieran editar alguna de sus obras más apreciadas. 
                                      
EL HIJO DE LAS GALERAS nº14 Inicio (1950) Manuel Gago

Especialmente gratificante fue el CATÁLOGO DEL TEBEO EN ESPAÑA, un trabajo personal ayudado por Joan Navarro. Con él, también firmé un trabajo cronológico sobre la Editorial Hispano Americana, que se insertó en un número de la revista, BANG. Según Antonio Martín resultó un modelo de laboriosidad. ¡Y en este trabajo Joan Navarro brilló! Luego, por una serie de acontecimientos poco gratos, nuestra relación se enfrió.

Seguí de Presidente del CAH hasta 1977, fecha en la que expiraba mi mandato. No quise continuar en el cargo. Mi familia me exigió dedicarme más a ellos y decliné presentarme a una reelección. El enorme placer que significó mi renuncia a seguir en la Presidencia fue avalada por dejar un superavit modesto, y el Club en marcha ascendente.

Cuando llegó el turno de las votaciones, por desgracia, salió elegido cabeza visible de la Asociación, el funambulista Xavier F., que prometió mucho y aportó poco, salvo dejar el Club en números rojos y obligar a liquidarlo. Hubieron otros responsables que prefiero no nombrar, por considerar más importantes citar los hechos que las personas.

En el interín, hay que reconocer que todo lo que se hizo posteriormente a mi salida de la Presidencia también tuvo cuotas de calidad. Continuaron las rediciones con un número importante de obras. Entre 1977 y 1979, Baena, Florensa, Joan Navarro junto a unos cuantos miembros más y mi persona integrados en la junta Directiva, ayudamos a que el CAH consiguiera superar los 500 Socios.

En esa etapa, casi todos los cuadernillos y el CATÁLOGO, fueron financiados por Baena o por mí --cuando decidí convertirme en un modesto aprendiz de editor--, empezando por algunos álbumes de personajes de historietas de la posguerra. A ellos, les siguieron diversas colecciones de distintos personajes y autores.

(Continuará)










martes, 26 de enero de 2016

II-El club DHIN

CONFERENCIANTE  IMPROVISADO                                                                              Poco después, empezó la conferencia-charla. La formulé basada en un principio que he mantenido siempre. Hablar de lo que uno sabe y contestar a todas las preguntas que se formulen, salvo aquellas que se desconozcan. Empecé a desgranar sucintamente la vida de García Iranzo.

Luís Collado Coch

El dibujante, en el fondo de la sala, iba asintiendo con la cabeza a lo que yo iba relatando a los presentes. Después, pasé a hablar sobre su experiencia como historietista. Hice hincapié en señalar los principios de su carrera, sus logros estéticos y su exuberante personalidad. 

Expliqué también la particularidad de que el propio dibujante era autor de muchos de los mejores guiones del tebeos barcelonés. Entré en valorar lo que fueron, entre otras, las colecciones EL CAPITÁN CORAJERAYO KITEL CACHORRO y algunas aventuras cortas o menos largas que los cuadernillos. Los ejemplos se centraron en DICK NORTON y diversos episodios monográficos de la revista CHICOS.

Manel Brea

A continuación, respondí a todas las preguntas que me hicieron algunos compañeros de oficio de Iranzo. Hablé del concepto del dibujante que se habían hecho la mayoría de lectores y también de las vueltas que a veces dan algunos personajes antes de ser editados. También expliqué que los puntos de vista de los compradores de tebeos deberían tenerse en cuenta, cuando nunca se había valorado este hecho.

Marzal Canós

Se sorprendieron cuando les anticipé que uno de los proyectos del reciente creado CLUB AMIGOS DE LA HISTORIETA era la de publicar tebeos antiguos. Justamente, uno de los primeros intentos sería sobra la obra de Iranzo. El proyecto del CAH había sido parecido al DHIN pero de seguidores y amigos de la historieta.
Una salva de aplausos de los dibujantes puestos en pie, quizás quisieron premiar con holgura lo que fue una simple exposición de hechos y facilitados en su mayoría por el mismo artista de quien versó la charla. Todo el mundo me felicitó. Iranzo me dio un fuerte abrazo y me comento con socarronería:

-Delhom, ni yo mismo habría hablado con tanta claridad. Pero, los elogios se lo merecen más otros compañeros.

-Ahí te equivocas, amigo Juan-le respondí. -Esos elogios sólo los dirijo a quienes son acreedores de ello. Entiendo que decir la verdad es de justicia. Aunque tarde, algunos de los Socios del DHIN, han descubierto que dentro del Club tenían un genio que desconocían.

-Gracias, Delhom.

-Hasta más ver. Adios.

Así acabó la conferencia-charla que sostuve en el DHIN. Se habían programado que hiciera otras. Desgraciadamente, los acontecimientos se precipitaron. Mi labor en el CAH tanto como la ajetreada vida laboral que llevaba junto al cierre prematuro del Club, acabó con la ilusión de la casi totalidad y la frustración de otros, principalmente la de Pedro Alférez.

Ramón de la Fuente

Hay una anécdota curiosa que me sucedió un día que fuí al DHIN para presentar uno de los álbumes que habíamos editado en el CAHAlférez me hizo pasar a una sala y me dijo que me reservaba una sorpresa. En el centro del habitáculo, un montón de dibujantes se apretujaban sentados. En sus manos, sostenían lápices, bolígrafos y plumas estilográficas y estaban emborronando cuartillas. Frente a ellos, una joven totalmente desnuda posaba tranquilamente. Me quedé atónito.

No esperaba encontrar aquella escena en la Asociación. Creí que los desnudos y copias al natural se daban en alguna escuela de arte de Barcelona. Nunca pensé encontrarlos en el DHIN. A pesar de que el secretario dijo que me quedase un rato para ver la evolución del trazo que seguían los dibujantes, decliné la invitación.

Ramon Escolano

Entendí que contemplar a una mujer –vestida o desnuda—era un placer para la vista y los sentidos. Mas, en aquella ocasión sobraba que a un forofo como yo   --negado artisticamente--, se le diera la posibilidad de ejercer de mirón. Abandoné el espacio habilitado para dibujar y Alférez me comentó la posibilidad de acudir los miércoles de cada semana para las clases al natural , que eran los días en los cuales acudía “el” o “la” modelo para que se ejercitasen en vivo sus colegas. Era la única persona aficionada que se le daba esa opción. La rechacé.

Algunas reuniones con los dibujantes del DHIN, las celebrábamos en un bar cercano a las dependencias de la Asociación. Allí, entre copa y cigarrillo, cambiábamos impresiones en torno a diversos compañeros de oficio, los tebeos, editores y los derechos de autor. En una de ellas, me parece que fue Leopoldo  Sánchez quien me presentó a Miquel Quesada, llegado  recientemente de la capital del Turia.

Me alegré muchísimo el encuentro con Quesada. Le recordé sus primeros intentos de colaboración junto a su hermano Pedro para Bruguera, en aquel lejano año de 1945, que apenas recordaba. También, en la conversación deslicé su arribada a las editoriales Valenciana y Maga junto a su etapa de ciclo creativo independiente para el exterior.  Celebramos el encuentro brindando con unas copas de cava.

UNA OBRA ARTÍSTICA                                                                                                         A finales de 1979, el DHIN lanzó un libro que se estuvo proyectando desde tiempo atrás. La idea de un Catálogo de los Socios-Artistas era excelente. Con ello se pretendía acercarse a las agencias representantes de los artistas y a los editores tanto a los nacionales como a los extranjeros, presentando a los dibujantes de forma gráfica.

Las materias primas elegidas fueron sin duda de calidad contrastada. Un buen gramaje de papel, reproducciones bien realizadas y la impresión inmejorable. Las portadas cosidas con al grueso de la obra con hilo vegetal, solamente presentaba el logotipo del DHIN en color plateado a un tamaño pequeño. Un error a todas luces de diseño, por cuento el fondo negro, se comía totalmente la parte gráfica.
Ramon Sabatés

La Junta Directiva, responsable de la edición, para nada tuvo en cuenta la observación que apunté antes de ser montada e impresa. El querer desarrollar deprisa y corriendo una obra de la que tuvieron mucho tiempo para pensarla y a muchos dibujantes para completarla con éxito, la culminaron en semanas. Ese particular y el retraso en llegar al Club muchos dibujos originales --alguno mal elegido--, llevó al DHIN a presentar una publicación acelerada y a un fracaso parcial del libro.

En lugar de presentar como mínimo y por autor, dos páginas de historietas  o de ilustraciones, el libro insertó –seguramente debido al coste total de la obra--, una sola por autor, fuera de dibujo o de tebeo. Resultado. Con tan parca representación gráfica, pocos editores podían darse cuenta de las posibilidades que ofrecía cada uno de los artistas propuestos. En el caso de más de un historietista, como el Equipo Blasco y otros autores que dibujaban tanto en realista como en humorístico, se les privó de ofertar ambos estilos.

En definitiva, si el volumen hubiese adoptado el contenido que creí más comercial y que comenté en su momento, posiblemente se hubiese logrado más de un contrato, amortizándose rápidamente el coste generado. Al querer ahorrar dinero en la publicación, el DHIN hizo un gasto inútil que solo complacía en parte a los autores consagrados. Al resto, el gravamen les resultó oneroso.

Como muestra de lo que se gestó sin demasiado aprovechamiento, incluyo alguna de esas páginas como muestra de buena estética general que ofrecía el volumen en cuestión. Las prisas siempre son malas y en aquella ocasión, resultaron nefastas para todos aquellos, a los que en teoría iba a beneficiar. He seleccionado los trabajos de los autores que aparecieron en ese libro y que conocí. Son los menos presentes en el blog ENTRE TEBEOS.


MI RELACIÓN CON LOS HISTORIETISTAS ESPAÑOLES        
Durante los años de existencia del CLUB DHIN, tuve la fortuna de conocer personalmente algunos historietistas como, Angel Badía Camps, Marino Benejam, Joan Boix, Antoni Bosch Penalva, Manel Brea, Jaum Brocal Remohí, Rafel Cortiella,  Emili y Carlos Freixas, Ramón de la Fuente, Antoni Gacía Bartolomé, José Lanzón, César López, Paco Macián, Lluís Montañà, Miguel Quesada, Leopoldo Sánchez y otros.

Y también antes o después del DHIN, establecí relación con Juan A. Abellán, Pedro Alférez, Miquel Ambròs, Manuel Arnalot, Francesç Batet, Carme Barbarà, Antoni Bernal, Jordi Bernet, los hermanos Blasco, Félix Borné, Jordi Buxadé,  Antonio P. Carrillo, Félix Carrión, Alfonso Cerón Núñez, Luís Collado Coch,  Enrich, Josep Escobar, Ramón Escolano, Vicenç Farrés, José Luís Ferrer, Alfons Figueras, Manuel Gago, Rosa Galceran, José García, Carlos Giménez, Eugeni Giner y Pepe González.

Y con José Grau, Francesç Guinovart, Francisco Hidalgo, Francisco Ibáñez, Juan G. Iranzo, Juli, Tomàs Marco, Juan Martínez Osete, Esteban Maroto, Marzal Canós, Arturo Moreno, Jordi Nabau, Angel Nadal, José Ortiz, David Parcerisa, Pepita Pardell, Angel Pardo, María Pascual, Eduard Pérez, José Pérez Fajardo, Tomás Porto, Angel Puigmiquel, Miquel Ripoll G., Vicente Roso, Ramon Sabatés, Robert Segura, Josep Toutain y Adolfo Usero.

También quiero nombrar a los guionistas y escritores, Rafael González Martínez, Salvador Vázquez de Parga, Vicenç Palomares, Pérez Más, J. B. Artés, Andreu Martín --años después convertido en un especialista de la novela negra--Silver Kane (Francisco González Ledesma), Antonio Martín Martínez y Victor Mora junto a algunos más que he olvidado. 

Todos ellos, conformaron un ramillete de buenos artistas del lápiz y conocidos autores literarios. De la mayoría guardo un grato recuerdo. Con los escritores, salvo con los cuatro primeros, sólo accedí a unos breves encuentros. Infortunadamente, la mayor parte de ellos, nos dejaron.


Miguel Quesada


Antes de la debacle del Club DHIN pensé darme de baja. Solidariamente, pertenecí a él hasta el final. A los aficionados nos tenían como meros comparsas pese a que pagábamos regularmente las cuotas. Ni podíamos colaborar, ni se tomaban en serio nuestras propuestas, ni nos era posible votar, ni decidir. Con esa panorama negativo, la mayor parte de ellos, abandonó el DHIN antes del cierre de sus puertas un día aciago de 1979. Una desgracia.


El Club DHIN, solamente logró algunos de sus objetivos. De todos modos, el intento fallido valió la pena intentarlo.


(FIN DEL CAPÍTULO)

viernes, 22 de enero de 2016

I-El Club DHIN

                           
NACE UN CLUB DE PROFESIONALES DE LA HISTORIETA                                             Durante 1972, un grupo de dibujantes creó el Club DHIN. Su pretensión era la de poder incorporar a sus filas a todos los historietistas profesionales de España. Su Presidente, uno de los Fundadores, Francesç Macián, siempre resultó ser una persona soñadora igual que lo fue gran parte de su vida.



César López

El DHIN, tenían como objetivos principales, el de hacerse notar porqué estaban bien vivos y poder recuperar frente a los editores sus derechos de autor, realizar Exposiciones, hacer cursos de dibujo de historietas,y formar un frente común para editar sus propias obras. El Club DHIN --cuando permitió la incorporación de aficionados a sus filas pasaba por un momento difícil --estuvo a punto de ser clausurado y fue salvado “in extremis”, al ser
nombrado Bosch Penalva, Presidente de la Asociación. 

Bosch Penalva, con la visión que su empuje le permitió, dio con las teclas necesarias  para salvar a la entidad con la ayuda de varios Socios, especialmente Alférez, Carrillo y alguno más. Por esta razón, el Club alargó su existencia unos cuantos años más. Entonces, Bosch Penalva, por desgracia, la había dejado de presidir .
  
FORMO PARTE DEL CLUB DHIN                                                                                       En ese espacio temporal, porqué calculo que seria sobre el año 1973, ocurrieron diferentes cosas que hicieron que mi perspectiva que tenia respecto a los tebeos, mayormente hispanos, cambiara del rojo al amarillo. Mi amigo, el dibujante Pedro Alférez en uno de nuestros habituales contactos, me habló de la creación del Club de Dibujantes.

José Lanzón 

Y una parte por su culpa o la suerte se conjugaron para que el DHIN permitiera  incorporar a sus filas a los aficionados. Uno de los motivos, seguramente debido a la presión que hicieron algunos autores como Carrillo y el propio Alférez. El otro, por culpa de que el DHIN, había evitado su desaparición hacía escasos meses. Poco después de asociarme, también lo hicieron estudiosos y aficionados, entre ellos, Antonio Martín, Josep M., y algunos coleccionistas.

Desde el momento de integrarme al DHINl, les ofrecí mi colaboración entusiasta sin pedir nada a cambio. Nunca tuvieron en cuenta cuantas propuestas formulé. Tampoco del resto de Socios, que sin ser profesionales, habían tenido la ilusión en darse de alta para poder participar en el proyecto. 
                                            
A finales de 1974, me encontraba ultimando con un grupo de aficionados a los tebeos el fundar el CAH (Club Amigos de la Historieta), una Asociación Cultural parecida al DHIN. Con menos pretensiones, tratamos de unir a coleccionistas y forofos a su alrededor. Pensando que podía ser interesante para el DHIN, unir ambos destinos, desgraciadamente constatamos que los dibujantes querían ir solos por el mundo.


Joan Boix

Pese a las buenas intenciones del presidente del DHIN, el carismático  Antoni Bosch Penalva, su secretario Pedro Alférez y el Vocal, Antonio P. Carrillo, la propuesta de sumar los esfuerzos de los aficionados a la Junta Directiva fue rechazada por la mayoría del resto de miembros, después de ser discutida ampliamente y perder por un sólo voto. Al resto de la Junta, les pareció inadecuado que unos “simples” aficionados pudiéramos decidir parte de lo que debía emprenderse en el DHIN. Alférez, al día siguiente, me contó como había ido la reunión.

Él, de forma egoísta, según confirmó, le interesaba más que a nadie nuestra incorporación a la Dirección del Club para que le liberáramos de una parte de su tarea como Secretario. A la vez, podíamos encargarnos de las ediciones y también de los derechos de autor, persiguiendo a los editores y a los piratas del mercado. Todo aquello quedó como un intento loable.

Lo malo del asunto, es que para hablar de un tema de tanta trascendencia, el DHIN, en lugar de concertar una reunión extraordinaria convocando a todos los Socios para que emitieran su opinión, ésta, sólo fue emitida por unos pocos, por cuanto la mayoría ni se enteró. Esta decisión, acertada o no, en gran manera, motivó el impulso de otra entidad de tipo cultural, el CAH.

En las siguientes votaciones para presidir el DHIN, Bosch Penalva ante la pobre visión de la realidad que tenían los profesionales de la historieta, prefirió arrojar la toalla. Alférez y Carrillo dimitieron de sus puestos para dejar la Junta Directiva para siempre. Eso fue el principio del fin. Nadie de la Asociación, ni pudo ni quiso cubrir la baja de Alférez y de su hija como ayudante, que mantenían bien alto el pabellón del Club.
Carles Freixas

El trabajo del resto de dibujantes, incluyendo los de la Junta Directiva, nunca tuvieron tiempo o fueron incapaces de cargar con su labor diaria y el funcionamiento de la Asociación. Por falta de ideas, un Boletín irregular a partir de la huida de Alférez y la escasa disposición de arrimar el hombro, hundieron en el descrédito al DHIN hasta que desapareció.

La vida del Club DHIN, para desgracia de la mayor parte de los que formamos parte de él de forma anecdotica, resultó ser más corta que el grupo reivindicativo que amplió sus objetivos. Esta es otra historia que cuento en el capítulo de ENTRE TEBEOS, dedicado al CAH (Club Amigos de la Historieta).

Un dia por la tarde de febrero de 1975, cuando me encontraba en casa, leyendo el periódico y calzando las zapatillas descansa pies, recibí una llamada apremiante de teléfono. Me pedían por favor por parte del DHIN si podia ir al Club. Habían programado para dentro de una hora una conferencia hablando de uno de sus Socios Dibujantes y el ponente les había dejado colgados.

-Hola, Delhom. Soy Bosch Penalva-era quién se puso al habla.

-Hola Antoni-respondi. ¿De qué se trata?

-Perdona que te moleste, pero tenemos un problema. Antonio Martín estaba invitado a dar una conferencia pero ha perdido el avión desde Madrid y le será imposible acudir a la hora fijada. ¿Puedes venir tú y hablar  sobre cualquiera de nosotros que conozcas?
Lluís Montañá

De momento me quedé sin habla. Tardé unos segundos en contestar. Supongo que para mi interlocutor la espera le resultaría larga. -¡Bueno! ¡No sé! ¡De que queréis que hable en concreto?

-De lo que se te ocurra. Puede ser de la vida o la obra de cualquier autor de historietas. Interesa que vengas deprisa. Coge un taxi y ven volando. Es un gran favor que te pido.
José Luís Ferrer

Pensé rápido. Como estaba pasando a máquina la biografía de Juan García Iranzo, podía hablar sobre su vida y también de aquellos tebeos que dibujó con evidente personalidad.

-Bien, Antoni. Como tengo algo escrito sobre Iranzo, si te parece puedo hablar de sus “milagros” tebeísticos.

-Me parece estupendo. Iranzo es uno de nuestros grandes representantes tanto por su obra como por su personalidad. Él estará allí. No se lo diré y así recibirá una sorpresa. ¡Te esperamos! ¡Adios!

-Hasta ahora-le dije, al tiempo que ambos colgábamos el auricular.

Me vestí como una exhalación. Le dejé uno nota a mi pareja –que se encontraba recogiendo a mi hija de la guardería--, indicando donde iba para no preocuparla por mi ausencia. Bajé a la callé. Tomé el primer “amarillo” que localicé y a toda pastilla me dirigí hacia el DHIN. Llegué sin novedad veinte minutos más tarde. Entré en las dependencias y Bosch Penalva, Alférez y Carrillo me esperaban.

-Hola José María-me saludó Alférez junto con Carrillo.

-¿Qué tal?-respondí, estrechando sus manos.

-Alférez nos ha sacado del atolladero. Ha pensando en ti como el mejor para esta situación-atajó Bosch Penalva. -Nos ha hablado muy bien de tu trayectoria como aficionado y también Carrillo.

-Gracias-añadí. -Me place que unos grandes profesionales como vosotros   hablen bien sobre uno, aunque ese uno sepa poco. Traigo el borrador que tengo a medio terminar a máquina sobre Iranzo. Me servirá para la ocasión.

Jordi Nabau


Mientras me preparaban la mesa para iniciar la actividad quedé en suspenso. Era la primera vez que me colocaba dentro de un auditorio compuesto de profesionales, muchos de ellos, con un largo recorrido como dibujantes e ilustradores de tebeos. Habían vivido muchas experiencias y compartido buenos y malos momentos en torno a sus sueños artísticos. Llevaban un amplio bagaje sobre sus espaldas y conocían perfectamente el medio que yo iba a tratar.

¿Cómo, entonces, hablar sobre uno de ellos, sin equivocarme? ¿De qué manera debía hacerlo? ¿Sería posible romper el hielo desde el inicio? En aquel momento, eran contados los amigos que tenia entre los profesionales. Por otro lado, era mi estreno como conferenciante. Nunca lo había hecho antes. A partir de aquella fecha ya fue una constante.
                                         
(Continuará
















domingo, 17 de enero de 2016

II-Un coleccionista inquieto

EJERCIENDO DE COLECCIONISTA      
Los contactos semanales con los aficionados barceloneses que acudían al Mercat de Sant Antoni, me ayudaban a mantener el espíritu de buscador de cuadernos raros, almanaques desconocidos, colecciones inencontrables y piezas sueltas. Era una actividad creciente que siempre consideré algo más que una distracción y afición.
 Algunas de las colecciones intercambiadas o compradas a diferentes aficionados

Creo que realicé los más fantásticos cambios de tebeos con muchos y variados aficionados. Casi cada semana había una operación que otra que poder terminar. ¡Aquello parecía jauja! Siempre metido ENTRE TEBEOS, tengo que confesar que fueron mis amigos posteriores, Ramon Florensa y Paco Baena, quienes más me motivaron y me empujaron a tomar decisiones importantes en mi vida (1).

(1) Por ser un punto importante en mi carrera de coleccionista primero y como investigador después, hablo largo y tendido en otros capítulos de ENTRE TEBEOS, de la amistad, de la personalidad y de la influencia que determinaron el encuentro primero y el contacto fluido posterior con Baena y Florensa

Aquel trajinar de cuadernillos de aventuras, de humor, monografias y lotes de diversas colecciones así como un sin fin de ejemplares sueltos, levantaron una gran expectativa entre la mayoría de aficionados. Especialmente activos, se  mostraron todos los fieles compradores habituales del Mercat de Sant Antoni, en aquella época, llamada también La Catedral de los tebeos. Aquel sin parar de mover material me ayudó mucho a poder dedicarme posteriormente a la investigación. ¡Gracias amigos!                      

Un día, tuve la fortuna de conocer la revista de información y estudios de la historieta, BANG! La publicación era dirigida con certera visión del panorama tebeístico español por Antonio Martín Martínez, un investigador conocedor del mundo de los tebeos editados en España. Quedé estupefacto al ir hojeando las páginas del primer número que adquirí de BANG! 
Revista BANG n.9 (1973) - Portada: Pepe González 

Entonces, me dí cuenta que aparte de los aficionados y compradores de tebeos, existian críticos y estudiosos que se tomaban muy en serio al 9º Arte, como lo designaron unos investigadores galos con el criterio de englobarlo como una denominación artística más.
Un domingo soleado, encontrándome en el Mercat de Sant Antoni, el historietista Antonio Pérez (Carrillo), a quien conocí meses atrás, me presentó a Antonio Martín. Siempre he creido que en aquel momento, mi persona debió resultar algo cómica al hablar como coleccionista a un “guru” de los tebeos. 

Lo que sí puedo afirmar es que aquel encuentro resultó interesante para ambos. Tras una breve charla en el Mercat, quedé con Antonio Martín para vernos en su casa una semana más tarde. De aquella visita y otras que realicé espaciadas en el tiempo, siempre hablábamos de lo mismo, de lo “nuestro”, de los tebeos y su entorno. Aprovechamos para intercanviar algunos cuadernos. Me llamó la atención, que en esos años, Martín hacía acopio de  todo lo relacionado con el papel antiguo que pillaba. Me pareció muy bien esta actividad de estudioso y aficionado a la vez.

En un momento dado, me plantee para más adelante, poder escribir algún artículo para BANG!. Desgraciadamente, llegué tarde porqué la revista cerró sus puertas antes de ser posible. Únicamente insertó un trabajo en colaboración.....del que hablo en otra parte.
El haber pertenecido al Club DHIN y al fracasado intento de reunir en él tanto a los profesionales historietistas como a los aficionados en un trabajo conjunto, me espoleó a buscar caminos nuevos donde poder orientar mi afición.

Antes y después de su colapso pude conocer a varios de los más prestigiosos dibujantes y guionistas de tebeos afincados en la ciudad Condal. Son los casos de Arnalot --y sus proyectos irrealizables--,  la família Blasco –unos trabajadores fecundos de la historieta--, Buxadé –un artista irreflexivo de pluma y pincel extraordinarios--, Ramón de la Fuente –un soñador de la historieta--, Manuel Gago –fabulador de un universo de aventuras medievales y otros campos--, y que murió prematuramente.

También, Hidalgo –la fotografía y el tebeo reunidos en un personaje único--,  Iranzo –un creador de aventuras imprescindible y humorista nato--, Roso, un magistral artista en todos los campos del grafismo. Como la vida y milagros de Víctor Mora, el más conocido guionista barcelonés de la posguerra. Este es un avance de muchos más autores quienes irán apareciendo paulatinamente en estos capítulos, especialmente el dedicado a ellos en particular.

La creación en 1975 del CAH (Club Amigos de la Historieta) propició que entré a conocer y frecuentar el trato con nuevos amigos. Entre los mejores, tuve la fortuna de conocer y establecer relaciones con Paco Baena y Ramon Florensa. De los cambios pasamos a una colaboración intensa en el Club y fuera de él. De Miguel Angel Aparicio conservo muy buenas vibraciones por todo cuanto le debo. De Aparicio, recuerdo especialmente con agrado, la visita que realicé a su casa acompañado por Baena y Florensa y que duró más de 8 horas. Y aquella antológica reunión empezó de la siguiente manera.

 Un fin de semana del mes de julio de 1977, aprovechando que ninguno de nosotros tenia otra cosa que hacer, me junté con Baena y Florensa y después de quedar telefónicamente para vernos con Aparicio, iniciamos una excursión con destino a Valencia que duro un par de días. Partimos el sábado al mediodía y realizamos el trayecto con el automóvil de Baena. Llenamos el depósito de gasolina y salimos enseguida a la carretera.

Poco después, enfilamos la autopista. Aún faltaba un poco para llegar a las dos horas de la partida cuando empezamos a notar que apretaba el hambre. Hicimos un alto en el camino deteniéndonos en un restaurante de la ruta. ¡Oh, desgracia! En mala hora tuvimos la ocurrencia de entrar en aquel establecimiento. Al cabo de un buen rato de estar estoicamente sentados aguardando que alguien se acercara y aguantando un calor de mil diablos, llegó un pundoroso maitre que nos presentó la carta. Todos pedimos espaguetis de primer plato. 

De segundo, Baena escogió un entrecot, Florensa un solomillo y yo un bistec hecho. Cuando nos sirvieron la pasta, nos dimos cuenta que era incomible para cualquiera de nosotros. En lugar de una pizca de sal, parecía que hubieran arrojado allí medio Mediterráneo. Hicimos una seña. El maitre obsequioso, preguntó que deseábamos. Le hicimos probar uno de los platos. El hombre casi se atraganta. Hizo que nos volvieran a traer otros. Erre que erre, los espagueti eran igual de salerosos que la primera vez. Desistimos del entrante y pasamos a pedir el segundo plato.

¡Oh, casualidad! Ninguno de los tres pudimos probar tan “deliciosas” viandas. Una de las carnes parecía un tizón, la otra chorreaba sangre y la última parecía la rama seca de un árbol. Cabreado como un mono exploté enfadado, mientras mis amigos se reían de aquella chusca situación. Florensa, esbozando una sonrisa burlona, le preguntó a uno de los camareros si podían hacernos una tortilla a la francesa –sin sal, porqué en todo caso se la añadiríamos nosotros--, servida con rebanadas de pan con tomate y un poco de queso –plató típico de Catalunya--, para ver si podíamos matar el gusanillo.

En esta ocasión comimos sin problemas. Al final, tomamos unos postres generosos que por suerte merecieron todos los honores. En el momento de pagar, el restaurante se excuso por la comida –dando entender que aquel día alguién saboteó la mayoría de los servicios del comedor--, y quedamos medio convencidos por sus explicaciones. No nos cobraron nada y salimos del establecimiento con el mismo dinero en el bolsillo con el que habíamos entrado.

Puestos de nuevo en ruta y para mitigar el aburrimiento, Florensa propuso un juego de adivinanzas. Consistía que uno de nosotros presentara el título de un tebeo o personaje español y los demás, debíamos adivinar la editorial, revista o en su caso, los autores gráficos y literarios. No recuerdo quien acertó más características de las apuntadas, lo único que me viene a la memoria es que ha sido uno de los mejores viajes de mi vida compartido con camaradas. Así pasamos el rato tanto en el camino de ida como en el de vuelta. Era un juego de niños que resultó divertido. 

¡Y es que casi un niño venía con nosotros! Florensa, a la sazón, tenia 17 años. Su precocidad le había hecho comenzar a coleccionar muy pronto, a los 14 años  y en plan  modesto. En el CAH apoyado por Baena y por mí, tomó carrera acelerada y en pocos años, se convirtió en un especialista consumado tanto de los tebeos como de diversos campos del coleccionismo. Siempre admiré de él, su capacidad innata para descubrir lo que nadie había advertido y adquirir todo tipo de piezas a precios irrisorios.


EL UNIVERSO EN GUERRA (1936) - Jaume Tomàs-Huertas Ventosa

Florensa, siempre fué un verdadero lince para los negocios. Llegados a la capital del Turia y reunidos con Aparicio, aprovechamos para tener una larga y generosa tertulia. Entre diversos temas, en la extensa charla abordamos la posibilidad de convertirnos algun día en editores de tebeos (1).

TRAGEDIA EN ORIENTE - (1979) - Jesús Blasco
                                                       
(1) Todos nosotros, de alguna manera, acabamos siéndolo con mayor o menor acierto. Baena con Aparicio, editaron un preciosos álbum de CUTO-TRAGEDIA EN ORIENTE. Baena junto a Ramón Florensa publicaron EL UNIVERSO EN GUERRA, LOS TAMBORES DE FU-MAN-CHU y LA ISLA DEL TESORO y colaboraron en distintas redicionees del CAH. Asímismo, Baena en solitario se encargó de la realización de BREU HISTÒRIA DE CATALUNYA en 3 tomos, un trabajo de lujo encargado por La Caixa.

Años más tarde, Baena con sus extraordinarias y cuidadas ediciones de temáticas del coleccionismo no ha tenido rival. Un ejemplo, sus magníficos libros, entre otros, EL PROGRAMA DE MANO DE CINE EN ESPAÑA, SOLIGÓ,  EL CARTEL DE CINE EN ESPAÑA y LA EDITORIAL MAGAMi labor de modesto editor ahí queda reflejada en varios capítulos de ENTRE TEBEOS.

De regreso a Barcelona, nos llevamos unas cuantas colecciones de tebeos que le compramos. Yo, salí especialmente contento del viaje. Aparicio me sugirió que le comprara su Archivo de tebeos, cosa que me apresté a hacer sin pensarlo dos veces. Esto siempre se lo agradecí, más sabiendo que otros coleccionistas se interesaban por su adquisición y que le daban más dinero. Después de adquirir su Archivo, lo amplié hasta reunir el que tengo en la actualidad. Me ha servido para empezar a estudiar las diferentes colecciones de tebeos hispanos y trabajos posteriores.


Almanaque (1952) - Portada: Manuel Gago

En diferentes ocasiones, tuve estrecha relación comercial con Aparicio. La camaradería formaba parte del ritual. Actuaba siempre con la dualidad amistad-comercio, sin pasarse nunca. En las ocasiones en que se presentaba por casa o previamente me llamaba para quedar para vernos, llevaba consigo tebeos interesantes. Recuerdo especialmente la última vez que nos vimos.

Era una visita que concertó en CERCLE DEL CÒMIC. Llegó en tren a la ciudad Condal, un domingo por la mañana. Con él, traía una importante y valiosa cantidad de tebeos. Esta fue nuestra última entrevista. La recuerdo como si se tratase de ahora mismo.


Almanaque (1945) - Portada: Ayné

-Hola Jose María. ¿Qué tal estás?-me saludó, Aparicio.
-¡Muy bien! ¿Y tú...?-le contesté.
-Voy tirando. Te he traido un montón de colecciones y Almanaques para que contentes a muchos de los Socios de CERCLE-mientras hablaba, del maletón  que trajo consigo de Valencia empezó a extraer cuadernos. Encima de la mesa se mezclaron las 25 colecciones cortas de la Valenciana y de otras editoriales españolas junto a los Almanaques de aventuras. Se formó un abigarrado montón de papel impreso.

-Gracias-le dije. Después pasamos a hablar como de costumbre de la temática de siempre, los tebeos. Quiso saber si seguiría con las ediciones de personajes españoles ahora que estaba al frente de CERCLE. Le contesté que sí. Por descontado que continuaría editando a los autores españoles. Se nos hizo la hora del almuerzo y nos fuimos a comer a un restaurante cercano. Por la tarde, nos despedimos con un abrazo. Nunca más lo volví a ver. A lo más, escuché alguna vez su voz a través del teléfono, saludándome a mí y a mi pareja, de la cual guardaba un gran recuerdo. Nada más.

Transcurrieron unos cuantos años. Por el común amigo Baena, me enteré que la vida profesional de Aparicio le colocó en una situación de penuria. No pudo o supo salir de aquella situación anómala pese a que se le ayudó a poder hacerlo, especialmente por parte de Baena.

Al final, la depresión consiguiente y un estado paupérrimo de vida le llevaron a un final indeseado. Con la muerte trágica de Aparicio me quedé sin uno de mis mejores amigos. El coleccionismo de tebeos perdió a todo un caballero, a un conocedor de primer nivel y a un defensor de la historieta valenciana.


Almanaque (1950) - Portada: Manuel Gago


¡Un abrazo donde te halles Miguel Angel ¡Nunca podré olvidarte.

(FIN DEL CAPÍTULO)