martes, 26 de enero de 2016

II-El club DHIN

CONFERENCIANTE  IMPROVISADO                                                                              Poco después, empezó la conferencia-charla. La formulé basada en un principio que he mantenido siempre. Hablar de lo que uno sabe y contestar a todas las preguntas que se formulen, salvo aquellas que se desconozcan. Empecé a desgranar sucintamente la vida de García Iranzo.

Luís Collado Coch

El dibujante, en el fondo de la sala, iba asintiendo con la cabeza a lo que yo iba relatando a los presentes. Después, pasé a hablar sobre su experiencia como historietista. Hice hincapié en señalar los principios de su carrera, sus logros estéticos y su exuberante personalidad. 

Expliqué también la particularidad de que el propio dibujante era autor de muchos de los mejores guiones del tebeos barcelonés. Entré en valorar lo que fueron, entre otras, las colecciones EL CAPITÁN CORAJERAYO KITEL CACHORRO y algunas aventuras cortas o menos largas que los cuadernillos. Los ejemplos se centraron en DICK NORTON y diversos episodios monográficos de la revista CHICOS.

Manel Brea

A continuación, respondí a todas las preguntas que me hicieron algunos compañeros de oficio de Iranzo. Hablé del concepto del dibujante que se habían hecho la mayoría de lectores y también de las vueltas que a veces dan algunos personajes antes de ser editados. También expliqué que los puntos de vista de los compradores de tebeos deberían tenerse en cuenta, cuando nunca se había valorado este hecho.

Marzal Canós

Se sorprendieron cuando les anticipé que uno de los proyectos del reciente creado CLUB AMIGOS DE LA HISTORIETA era la de publicar tebeos antiguos. Justamente, uno de los primeros intentos sería sobra la obra de Iranzo. El proyecto del CAH había sido parecido al DHIN pero de seguidores y amigos de la historieta.
Una salva de aplausos de los dibujantes puestos en pie, quizás quisieron premiar con holgura lo que fue una simple exposición de hechos y facilitados en su mayoría por el mismo artista de quien versó la charla. Todo el mundo me felicitó. Iranzo me dio un fuerte abrazo y me comento con socarronería:

-Delhom, ni yo mismo habría hablado con tanta claridad. Pero, los elogios se lo merecen más otros compañeros.

-Ahí te equivocas, amigo Juan-le respondí. -Esos elogios sólo los dirijo a quienes son acreedores de ello. Entiendo que decir la verdad es de justicia. Aunque tarde, algunos de los Socios del DHIN, han descubierto que dentro del Club tenían un genio que desconocían.

-Gracias, Delhom.

-Hasta más ver. Adios.

Así acabó la conferencia-charla que sostuve en el DHIN. Se habían programado que hiciera otras. Desgraciadamente, los acontecimientos se precipitaron. Mi labor en el CAH tanto como la ajetreada vida laboral que llevaba junto al cierre prematuro del Club, acabó con la ilusión de la casi totalidad y la frustración de otros, principalmente la de Pedro Alférez.

Ramón de la Fuente

Hay una anécdota curiosa que me sucedió un día que fuí al DHIN para presentar uno de los álbumes que habíamos editado en el CAHAlférez me hizo pasar a una sala y me dijo que me reservaba una sorpresa. En el centro del habitáculo, un montón de dibujantes se apretujaban sentados. En sus manos, sostenían lápices, bolígrafos y plumas estilográficas y estaban emborronando cuartillas. Frente a ellos, una joven totalmente desnuda posaba tranquilamente. Me quedé atónito.

No esperaba encontrar aquella escena en la Asociación. Creí que los desnudos y copias al natural se daban en alguna escuela de arte de Barcelona. Nunca pensé encontrarlos en el DHIN. A pesar de que el secretario dijo que me quedase un rato para ver la evolución del trazo que seguían los dibujantes, decliné la invitación.

Ramon Escolano

Entendí que contemplar a una mujer –vestida o desnuda—era un placer para la vista y los sentidos. Mas, en aquella ocasión sobraba que a un forofo como yo   --negado artisticamente--, se le diera la posibilidad de ejercer de mirón. Abandoné el espacio habilitado para dibujar y Alférez me comentó la posibilidad de acudir los miércoles de cada semana para las clases al natural , que eran los días en los cuales acudía “el” o “la” modelo para que se ejercitasen en vivo sus colegas. Era la única persona aficionada que se le daba esa opción. La rechacé.

Algunas reuniones con los dibujantes del DHIN, las celebrábamos en un bar cercano a las dependencias de la Asociación. Allí, entre copa y cigarrillo, cambiábamos impresiones en torno a diversos compañeros de oficio, los tebeos, editores y los derechos de autor. En una de ellas, me parece que fue Leopoldo  Sánchez quien me presentó a Miquel Quesada, llegado  recientemente de la capital del Turia.

Me alegré muchísimo el encuentro con Quesada. Le recordé sus primeros intentos de colaboración junto a su hermano Pedro para Bruguera, en aquel lejano año de 1945, que apenas recordaba. También, en la conversación deslicé su arribada a las editoriales Valenciana y Maga junto a su etapa de ciclo creativo independiente para el exterior.  Celebramos el encuentro brindando con unas copas de cava.

UNA OBRA ARTÍSTICA                                                                                                         A finales de 1979, el DHIN lanzó un libro que se estuvo proyectando desde tiempo atrás. La idea de un Catálogo de los Socios-Artistas era excelente. Con ello se pretendía acercarse a las agencias representantes de los artistas y a los editores tanto a los nacionales como a los extranjeros, presentando a los dibujantes de forma gráfica.

Las materias primas elegidas fueron sin duda de calidad contrastada. Un buen gramaje de papel, reproducciones bien realizadas y la impresión inmejorable. Las portadas cosidas con al grueso de la obra con hilo vegetal, solamente presentaba el logotipo del DHIN en color plateado a un tamaño pequeño. Un error a todas luces de diseño, por cuento el fondo negro, se comía totalmente la parte gráfica.
Ramon Sabatés

La Junta Directiva, responsable de la edición, para nada tuvo en cuenta la observación que apunté antes de ser montada e impresa. El querer desarrollar deprisa y corriendo una obra de la que tuvieron mucho tiempo para pensarla y a muchos dibujantes para completarla con éxito, la culminaron en semanas. Ese particular y el retraso en llegar al Club muchos dibujos originales --alguno mal elegido--, llevó al DHIN a presentar una publicación acelerada y a un fracaso parcial del libro.

En lugar de presentar como mínimo y por autor, dos páginas de historietas  o de ilustraciones, el libro insertó –seguramente debido al coste total de la obra--, una sola por autor, fuera de dibujo o de tebeo. Resultado. Con tan parca representación gráfica, pocos editores podían darse cuenta de las posibilidades que ofrecía cada uno de los artistas propuestos. En el caso de más de un historietista, como el Equipo Blasco y otros autores que dibujaban tanto en realista como en humorístico, se les privó de ofertar ambos estilos.

En definitiva, si el volumen hubiese adoptado el contenido que creí más comercial y que comenté en su momento, posiblemente se hubiese logrado más de un contrato, amortizándose rápidamente el coste generado. Al querer ahorrar dinero en la publicación, el DHIN hizo un gasto inútil que solo complacía en parte a los autores consagrados. Al resto, el gravamen les resultó oneroso.

Como muestra de lo que se gestó sin demasiado aprovechamiento, incluyo alguna de esas páginas como muestra de buena estética general que ofrecía el volumen en cuestión. Las prisas siempre son malas y en aquella ocasión, resultaron nefastas para todos aquellos, a los que en teoría iba a beneficiar. He seleccionado los trabajos de los autores que aparecieron en ese libro y que conocí. Son los menos presentes en el blog ENTRE TEBEOS.


MI RELACIÓN CON LOS HISTORIETISTAS ESPAÑOLES        
Durante los años de existencia del CLUB DHIN, tuve la fortuna de conocer personalmente algunos historietistas como, Angel Badía Camps, Marino Benejam, Joan Boix, Antoni Bosch Penalva, Manel Brea, Jaum Brocal Remohí, Rafel Cortiella,  Emili y Carlos Freixas, Ramón de la Fuente, Antoni Gacía Bartolomé, José Lanzón, César López, Paco Macián, Lluís Montañà, Miguel Quesada, Leopoldo Sánchez y otros.

Y también antes o después del DHIN, establecí relación con Juan A. Abellán, Pedro Alférez, Miquel Ambròs, Manuel Arnalot, Francesç Batet, Carme Barbarà, Antoni Bernal, Jordi Bernet, los hermanos Blasco, Félix Borné, Jordi Buxadé,  Antonio P. Carrillo, Félix Carrión, Alfonso Cerón Núñez, Luís Collado Coch,  Enrich, Josep Escobar, Ramón Escolano, Vicenç Farrés, José Luís Ferrer, Alfons Figueras, Manuel Gago, Rosa Galceran, José García, Carlos Giménez, Eugeni Giner y Pepe González.

Y con José Grau, Francesç Guinovart, Francisco Hidalgo, Francisco Ibáñez, Juan G. Iranzo, Juli, Tomàs Marco, Juan Martínez Osete, Esteban Maroto, Marzal Canós, Arturo Moreno, Jordi Nabau, Angel Nadal, José Ortiz, David Parcerisa, Pepita Pardell, Angel Pardo, María Pascual, Eduard Pérez, José Pérez Fajardo, Tomás Porto, Angel Puigmiquel, Miquel Ripoll G., Vicente Roso, Ramon Sabatés, Robert Segura, Josep Toutain y Adolfo Usero.

También quiero nombrar a los guionistas y escritores, Rafael González Martínez, Salvador Vázquez de Parga, Vicenç Palomares, Pérez Más, J. B. Artés, Andreu Martín --años después convertido en un especialista de la novela negra--Silver Kane (Francisco González Ledesma), Antonio Martín Martínez y Victor Mora junto a algunos más que he olvidado. 

Todos ellos, conformaron un ramillete de buenos artistas del lápiz y conocidos autores literarios. De la mayoría guardo un grato recuerdo. Con los escritores, salvo con los cuatro primeros, sólo accedí a unos breves encuentros. Infortunadamente, la mayor parte de ellos, nos dejaron.


Miguel Quesada


Antes de la debacle del Club DHIN pensé darme de baja. Solidariamente, pertenecí a él hasta el final. A los aficionados nos tenían como meros comparsas pese a que pagábamos regularmente las cuotas. Ni podíamos colaborar, ni se tomaban en serio nuestras propuestas, ni nos era posible votar, ni decidir. Con esa panorama negativo, la mayor parte de ellos, abandonó el DHIN antes del cierre de sus puertas un día aciago de 1979. Una desgracia.


El Club DHIN, solamente logró algunos de sus objetivos. De todos modos, el intento fallido valió la pena intentarlo.


(FIN DEL CAPÍTULO)

1 comentario:

  1. Donde podria ver las portadas de los primeros números? Es casi imposible encontralas hoy. Concretamente, las nº 2-3-4-8-9-10-11-12.

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