sábado, 16 de enero de 2016

I-Un coleccionista inquierto

EL DESCUBRIMIENTO DE UN CLUB DE COLECCIONISMO       
Durante la primavera de 1971, encontrábame con mi pareja –embarazada de 3 meses--, dando  uno de los largos paseos que a menudo realizábamos por las calles barcelonesas. Por cierto, esa sana costumbre la seguimos manteniendo todavía. Aquel lejano año, la curiosidad nos hizo leer un rótulo colocado en el ángulo derecho de la puerta de la calle de una casa situada en la Gran Vía de Barcelona y muy cercana al Passeig de Gràcia que decía: ASOCIACIÓN DE COLECCIONISTAS.

Una gruesa puerta de madera de roble daba entrada a un majestuoso edificio modernista del pasado siglo que permanecía abierta. Mi pareja y yo, entramos. Segundos después, un conserje bien uniformado y solícito nos preguntó el motivo de nuestra visita. Al indicarle que queríamos ir a la Agrupación cuya señas leímos fuera, nos indicó que subiésemos al primer rellano.

Así lo hicimos y llegamos sin novedad ante el dintel de una puerta que llevaba en el frontal la identificación correspondiente. Pulsamos el timbre y automáticamente, desde el interior nos abrieron la puerta. Entramos en la que parecía ser una vasta sala de más de 150 metros cuadrados. Nos sorprendimos ante la exquisitez que se presentaba a nuestros ojos. Unas vitrinas de estilo imperio  --serian unas 12 aproximadamente--, mostraban claramente que todo aquel material pertenecía a un grupo de “chalados” conocidos con el apelativo de coleccionistas.

Un hombre de unos 45 años, grueso y de mediana estatura, se aproximó  con una sonrisa en su rostro. Se presentó como el Secretario de la Asociación. Después de dirigirnos un saludo, inquirió el motivo de nuestra presencia allí y recalcó si éramos coleccionistas. Entonces, hablé yo. Le dije que un impulso repentino dirigió nuestros pasos hacia aquella entidad.

Comenté que en tiempos pasados fui un ávido lector y coleccionista de tebeos y libros. En la actualidad mi deria estaba adormilada pero seguía estando viva. Mi esposa corroboró mis palabras afirmando y entrando también en aquella conversación distendida. En aquel momento, pensé que aquello parecía una casualidad que tenía cierta relación con el pasado cercano. 

Porqué meses atrás, durante las vacaciones y en un viaje que hice con mi pareja a Italia, en una tienda de Roma encontré la redición de un tebeo de origen italiano que impreso en Barcelona en 1952. Compré toda la colección. De regreso a Barcelona la releí. El idioma transalpino dejó de ser un problema al entender perfectamente la trama. 

El Secretario de la ASOCIACIÓN DE COLECCIONISTAS nos hizo pasar para que viéramos todo el material del que iban surtidas las vitrinas. Observé toda aquella riqueza conservada en muy buen estado. Pensé que gracias a muchos aficionados como aquellos, los Museos del mundo estaban repletos de obras de arte de distintos campos. Por haber, los expositores ofrecían un abanico amplio de objetos. Desde diminutas muestras de filatelia  y de numismatica pasando por gozos impresos en papel.

 Me sorprendió contemplar una unidad de soldados de plomo de la infantería inglesa de la 2ª Guerra Mundial con su correspondiente motorización: vehículos, tanques, camiones y orugas que asemejaban saludarnos marcialmente. También, programas de mano de cine, minerales, armas: pistolas antiguas, puñales, dagas y una bomba de la guerra europea de 1914. En un espacio mayor habían expuestas varias revistas ilustradas y unos pocos tebeos.

Recogidas en un ángulo de la pared, unas variopintas y coloristas mariposas parecían decirnos “hola”, incrustadas en unos marcos decorados con exquisitez. Aquello fue lo que menos me gustó. Nunca he contemplado exhibir  a ningún animal como trofeo o captura. En otro rincón, colgados del techo como si fuesen chorizos de Cantinpalo, se hallaban diferentes bastones con empuñaduras artísticas. Me hicieron gracia unos fusiles arcaicos que parecían, por lo menos, de la guerra de Cuba. Estaban adosados a manera de lienzos en una de las paredes del recinto, igual como si se tratase de pinturas.

 MISTERIX - Tebeo original italiano (1970) 

Una vez finalizamos de admirar semejante cuadro expositivo, acabamos la  visita. El Secretario nos acompañó hasta la puerta. Antes de despedirnos nos hizo saber que los Socios se reunían cada jueves lectivo a partir de las cinco de la tarde. Caso de que deseáramos ir cualquier semana, si le avisábamos, se pondría en contacto con el único  coleccionista de tebeos de la entidad.

Dijo que era la manera de poder conocernos los dos personalmente. El Secretario nos dio una tarjeta comercial con su nombre estampado en letras de molde junto a las señas y el teléfono. Le agradecimos la atención que tuvo con nosotros. Le prometí que acudiría el jueves siguiente. 

Con toda puntualidad, siete dias más tarde me llegué sólo a la Asociación de Coleccionistas. Algo llevé conmigo. De casa separé la colección italiana de MISTERIX y dos tebeos de SUPERMAN, de la mexicana Editorial Novaro, adquiridos años atrás en un quiosco de mi ciudad. Pude hablar con el Secretario quien me confirmó la presencia de 
Josep M., el aficionado a los tebeos.

Conversaba con algunos de los Socios de la entidad, cuando se acercó el Secretario con Josep M. Tras hacerse las presentaciones de rigor, en seguida me dí cuenta que M., era un entusiasta coleccionista. Le enseñé el material que traje conmigo. Él lo observo detenidamente. Después, me hizo una perorata de varios minutos sobre los tebeos. Remarcó con vehemencia la importancia de coleccionar los tebeos originales.
Comentó que para todo coleccionista de verdad, era inadecuado conseguir rediciones como la de MISTERIX

Me hizo un panegírico de la excelencia del coleccionismo de tebeos. Se explayó acerca de las editoriales importantes, de los autores y de los títulos de aquellas colecciones que según él, presumía eran emblemáticas. El entusiasmo contagioso de M., consiguió en principio despertar mi curiosidad. 

Poco a poco logró transmitirme sus sensaciones hablándome de las últimas adquisiciones que había logrado acudiendo al Mercat de Sant Antoni. Quedé atónito al encontrarme con una persona que durante mucho tiempo iba y venia Domingo sí y otro también, en busca de aquellos tebeos que le faltaban de las colecciones que tenia a medias. Incluso me habló del intercambio sin pausa que mantenía con otros aficionados. Me puso por las nubes los personajes EL DIABLO DE LOS MARES y EL ENMASCARADO DE BAGDAD de autoría española junto a otros italianos y norteamericanos que le impactaron de forma especial.

EL DIABLO DE LOS MARES nº  - Inicio (1947) - Ferrando-J. B. Artés

Hasta entonces creí que los trueques de cromos y tebeos se quedaron en el baúl de los recuerdos y que se trataba meramente de pasatiempos escolares y juveniles. Nunca pensé que entre adultos se diera semejante mercadeo. Aquel día, salimos cerca de las nueve de la noche de la ASOCIACIÓN. Nos estrechamos las manos y quedamos en vernos a las nueve de la mañana del Domingo siguiente, en un bar cercano al Mercat de Sant Antoni.


Así, unos días más tarde después de tomarnos un café, acompañado por Josep M., pude acercarme a la parada que ocupaban los Sánchez, padre e hijo, en el Mercat. Tuve la ocasión de volver a saludarles, después de 8 años de haber perdido el contacto con ellos.
En ese tiempo, los Sánchez eran unos comerciantes reconocidos fuera y dentro del dominical, Mercat.  Tras el nuevo encuentro con los Sánchez amplié el fondo de tebeos, me hice comprador habitual y sellé un compromiso duradero. Durante lustros, reanudé con ellos una relación comercial muy fructífera.

ME CONVIERTO EN COLECCIONISTA DE TEBEOS                                                          Siempre tendré una muestra de gratitud hacia Josep M. Mi primer encuentro cambió totalmente mi visión del mundo de los tebeos. Junto a él, me animé a empezar a coleccionar sin saber realmente el que y el como. Sus expertos consejos, como veterano que era, me allanaron el camino. Luego, M., me presentó a diferentes aficionados conocidos suyos. Esas personas, eran cada fin de semana, las que marcaban la pauta de los encuentros entre todos ellos.

Unos dias más tarde me hice Socio de la Asociación. En ella estuve cerca de un año. Allá, poca cosa pudimos hacer salvo participar en una muestra colectiva con unas pocos tebeos de los que disponíamos ambos. Luego, M. y yo nos desviamos hacia una entidad más pequeña de coleccionistas. En ella, nosotros éramos un parte importante. En la anterior, apenas representábamos nada. En el nuevo grupo --llamado GERMANOR BARCELONINA--, permanecimos un poco más, aunque por razones de organización cerró las puertas antes de lo esperado.

LA PRIMERA EXPOSICIÓN DE TEBEOS EN BARCELONA                                          Antes de la clausura y junto con M., nos dio tiempo a preparar una Exposición de tebeos españoles --creo que fue la primera--, partiendo de fotos ampliadas en blanco y negro. Ambos seleccionamos lo que consideramos era lo más representativo de la posguerra civil, entre 1939 y 1965. En la Muestra se pudieron ver las reproducciones tanto de portadas como de páginas interiores.

Un intento de forofos de dar a conocer nuestro importante acervo cultural y que cosechó muchas visitas. Entre un montón de portadas interesantes destacaron especialmente algunas como EL CAPITÁN ENIGMA, FLECHA NEGRA, CANTINFLAS Y CATETO y otros tan o más interesantes..

EL CAPITÁN ENIGMA nº1 - Inicio (    ) Emili Boix

En una de ellas, un joven Joan Navarro, se interesó por alguna de las muestras colgadas. También asistieron el aficionado Vicenç Sánchez y el dibujante Pedro Alférez. Con los dos primeros empezó una larga relación que cristalizaría unos años más tarde en la realización de un proyecto compartido. Con el dibujante su amistad nos unió hasta el fin de sus días.

Mas, nunca llueve a gusto de todos porqué la tempestad estaba a punto de estallar. Tiempo después y con un bagage amplio de experiencias mutuas  dentro del coleccionismo de tebeos, sucedió un hecho grave, el cual en su momento, nunca entendí del todo. Mi amigo Josep M., tuvo un desgraciado lío de faldas al que siguió su desaparición temporal y el abandono de su familia. Ese percance lo conocí por los Sánchez del Mercat de Sant Antoni.


FLECHA NEGRA nº13 - Inicio (1949) - Boixcar

Estuve un mes sin recibir noticias de M. Cuando las tuve, me explicó sin dar demasiados detalles, que de de forma apresurada se desprendió de todas sus colecciones de tebeos –unas 20--, a un precio irrisorio. El dinero lo necesitaba para pagar favores de.... En fin, una verdadera desgracia que siempre lamenté, especialmente por los suyos. Quedé frustrado al saber que M., al que consideraba mi amigo y compañero de intercambios y actividades diversas, se había deshecho de todas sus colecciones. Consideré que por lo menos, podía haberlo comentado. 

Ni siquiera me dio la oportunidad de quedarme con algo suyo. En fin, el factor humano nunca deja de sorprender. A partir de entonces, prometí –lo he cumplido hasta ahora--, que en mi caso, sólo vendería algo propio en un caso de extrema necesidad o para socorrer a los míos. En ningún otro caso aceptaría propuestas de venta. Sólo me comprometí a intercambiar un material concreto por otro similar.

Después de la la huida hacia adelante de M., nos distanciamos. Él se sentía  avergonzado ante aquella situación y quiso romper el puente fraternal que nos unía. Nos vimos pocas veces más hasta que voluntariamente desapareció del mundo del coleccionismo. Fue una verdadera lástima. Mientras yo perdí a un amigo, el mundo de los tebeos dejó de tener a un intrépido rastreador del mercado y a un  gran entusiasta. Gracias a conocerle pude entrar nuevamente en ese fabuloso mundo onírico y fantasioso.

CANTINFLAS Y CATETO nº47 - Inicio (1945) - A. Peris

Pude parar el golpe de aquella contrariedad. Me repuse de la forma más cercana a las vivencias compartidas con M. Por ello, estreché el contacto con  distintos coleccionistas –algunos con el paso del tiempo, aunque pocos, se convirtieron en amigos--, con los que a través de contactos directos semanales, pude realizar diversas operaciones de intercambio o compra de tebeos.

Entre los recuerdos de aquellos dias, me suenan los nombres de los aficionados de mayor peso y con los que compartí diferente operaciones. Entre los más importantes,  Alberich, Julio Baños, Antoni Bonastre, Andrés Candomeque, Paco Desplán, Juanjo de la Fuente, José Luís Elía, Josep Gassó, Raimundo Iglesias, Jaume Llorens, Lluch, Josep Martínez, Fernando Núñez, Juan Miguel Pascual, Josep M. y Josep Torné, todos ellos afincados en Barcelona y provincia.

Un día apareció por el Mercat de Sant Antoni, como caído del cielo y procedente de Valencia, Miguel Angel Aparicio. Con la intervención, amistad y consejos de Aparicio, entré de lleno a coleccionar. En ocasiones, intercambiamos puntos de vista contrapuestos, criticando a ciertos autores, magnificando a otros y ensalzando a diversas editoriales.
Un año más tarde, la figura emergente de Luís Esquiró de Madrid, añadió un plus de rivalidad entre la capital y Barcelona. 

Sus operaciones de compra, búsqueda y venta de tebeos o similares, siempre fueron altamente estimulantes. Creo que en gran manera, activaron los resortes de un  adormilado campo del coleccionismo en general lastrado por una monotonía insultante. Esquiró que tuvo sus más y sus menos –por rivalidad compradora--, con diferentes aficionados de Barcelona y de provincias, siempre se portó generosamente conmigo. En mi época de Vice-Presidente del CAH me proporcionó un buen número de colecciones para que las distribuyera entre los Socios y ¡A precios asequibles!

Con Esquiró realicé diferentes intercambios de tebeos. En un momento que se desprendió de todas sus colecciones, ante la imposibilidad de poder quedarme todo el material, tuvo la deferencia de reservarme unas cuantas que me interesaban. Posteriormente, en una de sus arribadas frecuentes a Barcelona, me las entregó a un precio muy razonable. 

CASIANO BARULLO nº 12 - Inicio (1944) - Ramon Beyloc

Con el paso de los años, establecí relaciones de intercambio con diferentes coleccionistas de provincias: Jesús García y Juan Damián Hernanz de Madrid; Eduardo Hernández de Zaragoza junto a Alfonso Prieto de Cádiz junto a otros. De todos ellos guardo un buen recuerdo. Especialmente un intercambio con este último aficionado y con alguno de la capital de España.

(Continuará)



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